1
:-:
We need an intervention.
Él fue mi primer beso, a los catorce años.
Él me daba asesorías de inglés, tenía un
rostro tan bonito y unos labios tan rosas, qué siempre dudaba si era humano o si se trataba de alguna criatura mágica porque
nunca había conocido a un chico como él.
Su
hermana era mi maestra y gracias a eso mis padres tenían la suficiente
confianza como para dejarme ir a su casa cuando quisiera.
Fue una tarde antes del examen final cuando
estábamos en la cocina estudiando en la barra. Recuerdo que mis pies no
llegaban a sostenerse del todo en el banco, y aquel estúpido asiento hacia que
me balanceara si me distraía aunque fuera un poco. Entiéndase que eso sucedía a
menudo si “hyung” estaba presente.
Jaejoong llegaba con dos vasos llenos hasta
al borde de naranjada (solo puedo decir en mi defensa que ese escote en su pecho era
demasiado, demasiado para apenas un niño de mi edad) y cuando me pasó uno de
ellos, mi mirada estaba en otro lado y
el vaso irremediablemente cayó de mis manos hasta sus botas negras.
En ese entonces yo me preocupaba con
facilidad. Entre grititos de “hyung yo
lo siento” y “¿eran muy caras?”, bajé de la silla, sin parar de hablar, hasta
sus pies para revisar si el pegajoso jugo las habia arruinado cuando sentí que él
también se inclinaba.
Y después por un instante sentí sus labios
en los míos.
Cuando le pregunté porque lo habia hecho, cosas como “es que te veas tan lindo” “no
te callabas, despertarías a mi sobrina” obtenía como respuesta.
Siete meses después comenzamos a salir.
Debo decir que yo fui quien dio el primer paso.
Después de ese beso no habia podido dormir,
la chica que me gustaba comenzaba a pasar a segundo plano y todo era Jae hyung
esto, Jae hyung lo otro.
Hasta que finalmente me decidí y lo esperé
afuera de su instituto para invitarlo a salir.
Aquello fue demasiado vergonzoso que me
temo fue borrado de mi memoria como un método de sobrevivencia. Doy gracias a
eso. No contaré nada relacionado a la forma en que le pedí una cita.
Así que aquí estoy, recostado boca arriba
en mi cama mientras recuerdo esas cosas inútiles porque encontré el anillo
cuando habia pasado casi un año de ser mi novio (esa palabra, esa palabra, eww). Estaba en uno de mis discos de Miyabi
¿o el disco era de Jaejoong?
Lo paso entre mis dedos sin atreverme a ponérmelo.
Para empezar ni siquiera debía tener esta cosa aún. Es tan solo un círculo liso de metal plateado, solo lo que
un niño de quince años podría conseguir.
—Hmm...¿Por qué debía encontrarte justo
ahora? —le pregunto. — ¿Debería esconderte, fundirte, tirarte a la basura? —
Aunque no sé si cuestiono al anillo o a…
—Changmin-ah, ¿con quien hablas? — Yunho toca
la puerta. Puedo oler su perfume cuando le abro. Entra.
Lleva ropa de calle así que tal vez saldrá
este viernes. Yo me quedaré aquí deambulando por el departamento a oscuras como
comúnmente sucede, gracias.
—No, nada importante hyung. ¿A dónde vas?
—¿Recuerdas al chico de la cafetería? —
camina hasta mi espejo y abre la puertecilla que está un poco más abajo. Así
que son boletos para el cine.
—No. — miento. — ¿Qué hay con él?
—Iremos a una premier.
—Gracias por invitarme. —aunque no es que
me importe mucho. Solo lo digo para molestarlo. Tomo el control de la
televisión y me acomodo mejor entre las almohadas.
Estoy cambiando los canales.
— ¿Qué? — siento la mirada de Yunho sobre
mí. Oh, esa expresión. Esta avergonzado, como cuando va a… una cita. — ¿Vas de esa forma con él? — le pregunto.
Realmente me tiene sin cuidado incluso si eso significa que tendré que escuchar
a Yunho hablar de él y de como la pasó.
—Al menos esa es la idea. — me dice con un
tono más animado.
—Pues buena suerte, hyung. — cruzo mis
piernas, una película de terror, perfecto. Para ponernos en ambiente. —Antes de
irte ¿podrías poner las palomitas en el microondas?
—Sí. — Yunho remueve mis cabellos con su
mano antes de salir. —Entonces te dejo mis llaves.Recuerda no quedarte hasta
tarde.
—Uhum. —
Cuando escucho el sonido electrónico de los botones siendo presionados y
la puerta se cerrándose algo dentro de mí despierta pero no es gran cosa.
Solo
es una pequeña sensación incomoda en el pecho.
Nada de qué preocuparse.
:-:
El
olor de las palomitas me ha hartado. Tengo la boca reseca. La película es un
asco, siento que las paredes se cierran, tengo que huir de aquí.
Está
bien, no es cierto. Solo estoy buscando excusas para salir y encontrarme accidentalmente con esos dos.
Reitero, es solo por curiosidad.
Pero
debe ser más sano si dejo de negarlo. Solo quiero ver si me ha reconocido, si
no hay resentimientos. Así, si las cosas entre él y Yunho se hacen más serias yo podré actuar normal…
Aunque…
¿Por qué en primer lugar tendría razones
yo para no comportarme normalmente frente a él?
¿Para
empezar por qué estoy pensando en esto mientras se escuchan de fondo los gritos
aterrorizados de la actriz en la televisión?
Mejor hacer como si no hay nada.
Nada.
Apago el televisor. Solo me he provocado un
dolor de cabeza.
Debería ir a tomar aire fresco, caminar por
el parque y golpearme la cabeza con el tronco de un árbol cuando nadie me vea
como castigo por sentirme tan…tan… ¿nostálgico?
Deja las tonterías, Shim Changmin.
Deberías estar estudiando para tu examen de…
inglés.
—Ya sé lo que necesitas. — No un psicólogo,
hablar solo es perfectamente normal para un adulto de veintidós años.
Me levanto de la cama prácticamente de un
salto para después calzar las zapatillas deportivas.
Prometo no
lastimarme contra ningún tronco. Voy a despejar mi cabeza de forma
saludable sin usar sustancias ilegales ni atentar contra mi integridad física.
Al cerrar la puerta del departamento caigo
en cuenta de ya es de noche. Ah, entonces fueron dos películas diferentes.
La niña de los cabellos largos cubriéndole el
rostro y aquel señor de la máscara llamado Freddy no sé qué, no se conocen. Así
que esa vez en donde pestañeé por un largo tiempo, en realidad me habia quedado
dormido.
Es cierto qué no sirvo para ver películas.
Camino cada vez más rápido hasta trotar y
llegar hasta el parque, doy algunas vueltas alrededor cuando finalmente mi
respiración se torna más rápida.
Entonces Yunho debe estar por llegar,
supongo que debí haberle dejado una nota para que no sé preocupara.
Giro sobre mis talones para retomar el
camino a casa porque llevo las llaves conmigo y Yunho seguramente creerá que me
quedé dormido y que lo dejé afuera.
Justo antes de llegar, alcanzó a ver una
delgada figura caminando a mitad de la calle con el teléfono en la mano. En mi
opinión aquello es potencialmente peligroso. Y maldición, corro lo más rápido que puedo
hasta llegar a Jaejoong y tirarlo al piso antes de que el automóvil nos arrolle
a ambos.