Capitulo 8.
No podía concentrase. Estaba
distraído, y era tan obvio que todo el mundo en la sala de juntas lo notaba.
Pero a Changmin no le importaba, ni un poco. Revisó la hora en su celular
sin disimular mientras explicaban los detalles del vestuario.
Yunho le dio una mirada,
advirtiéndole que le regañaría de nuevo, como hace una semana. Habiendo
usado ese tono paternal para llamarle la atención acerca de su
comportamiento irresponsable e inmaduro, y es que Yunho había visto el
video también y él no tuvo otra opción más que decirle la verdad.
Yunho estaba un poco resentido con él.
Por supuesto, Changmin se encargaría de
contentar a su líder. Pero no ahora, no podía hacer nada, ni
trabajar, ni comer, ni dormir, no hasta encontrar a Jaejoong.
Ya habían pasado dos semanas, y
todo había sido un caos. Yoochun le había ayudado a buscar, porque ahora él
estaría ocupado con los últimos arreglos del álbum de TVXQ. Además, de una
forma u otra los medios se habían enterado de que había tenido una
pelea en la calle con el pelirrojo, y rápidamente habían inferido que la causa
había sido Jaejoong.
No sabría si el siguiente término
era el correcto, pero una vida como la que llevaba alguien como él era
problemática. Exactamente por eso, quería descansar de ella.
Las paredes tienen oídos, había
pensado Changmin al leer, atónito, la noticia que hablaba de él y la fortuna
que le habían heredado. Había cobrado el cheque para evitar más problemas
y lo había traspasado a su cuenta, y lamentablemente o el sistema
de ese banco había sido hackeado o todos tenían un precio para soltar
información.
Ahora su agencia estaba presionando
para que comprara acciones, pero especialmente para que "invirtiera"
en ella. Changmin no había dado ninguna respuesta a todos los llamados. No
había dicho que si, pero tampoco que no y no sabía qué hacer.
Solo quería meterse en su cama
por el resto del año y cubrirse con esos nuevos cobertores suavecitos que
había comprado. Ser un hikikomori comenzaba a serle tentador, incluso
habia comprado nuevos juegos para la consola y sus fans japonesas le habían
regalado todas las temporadas de Drago Ball remasterizadas, tenia muchas
colecciones de mangas pendientes.
“Eso sería todo.” Uno de sus
coordinadores apagó el proyector, y sin perder el tiempo el más joven de la
sala se puso de pie.
“Ehm…” dio un par de pasos atrás
cuando los presentes se callaron y le miraron con atención. “Tengo
que irme.”
“Changmin…” advirtió Yunho. “ Tu y yo
aún tenemos que practicar las dos últimas canciones.”
“Sí, hyung….pero…” su celular
comenzó a sonar de nuevo. Era Yoochun, estaba seguro. Eso significaba
noticias de Jaejoong, le había llamado hace unos días y no habría nada
que tuvieran que hablar además de eso.
"Sólo un segundo” señaló el
teléfono sacándolo de su bolsillo.
El castaño dio un largo suspiro y
asintió. Los demás estaban yéndose, cuando Changmin les empujó para salir
rápido.
“¡Lo siento!” gritó. Dio vuelta en el
pasillo y entro en un estudio de grabación.
“¿Sí?” respondió bajo. “¿Qué? ¿Porqué
tendrías que…? Espera, Yoochun. ¿Qué has estado haciendo en toda esta semana
entonces? ¿Dónde estás? No me lo dijiste.
“Lo siento, Changmin. Tuvimos que
grabar acá en Busan y mi teléfono sé habia apagado porque cayó a un
charco.. Mala suerte. Fue todo de improviso, no tenía ni idea.”Se escuchó un
hondo suspiro en la otra línea. “Escucha, ya tienes el dinero, me dijiste que
no querías a Jae así. ¿Entonces para que se supone que lo buscas?”
Su hyung tenía toda la razón.
Changmin se quedó en silencio sin poder contestar por un largo rato.
“Vas a decirme que sigo
malentendiendo esto…. “Yoochun carraspeó, probablemente aguantando la
risa. “¿Pasó algo entre ustedes?”
“Por supuesto que no…. Yo…tengo que
colgar.”
“¡Losaba-a!—“
Changmin cortó la llamada justo a
tiempo. Guardó el celular en el bolsillo del pantalón.
“Bien, no hay problema.” Asintió
consigo mismo. “Sólo… dejaré de pensar en él, no es importante.”
Salió del edificio. La van estaba
desde hace tiempo lista. Planeaba llegar a casa y dormir todo el día, el tiempo frío se
prestaba perfecto para eso, hasta que la alta figura de Yunho hizo aparición en
su campo visual.
“Espera, Changmin. ¿A dónde vas? Falta
practicar.” Señaló.
“Pero…pero, hyung…” Changmin intentó
hacer una expresión suplicante, pero sólo logró que el mayor arqueara una ceja confundido.
“Vamos, vamos. Después podrás
descansar. “Yunho pasó un brazo sobre su hombro, hizo un gesto de
forma de saludo, al conductor quien se retiró y condujo a su dongsaeng al
interior “¿Qué es lo que te tiene así? Estábamos trabajando muy bien
hasta hace unas semanas.” Le dedicó una sonrisa afable.
“No es nada.” Es alguien…
*
*
Jaejoong estaba esperando a Junsu
fuera del trabajo. Junsu trabaja en el restaurante de un hotel.
Ese mismo hotel.
Se recargó en una de las
paredes, cruzando los brazos. Estos días, se habia dado cuenta de la fama que
Changmin tenía realmente en Corea.
Junsu habia traído una pequeña
televisión el segundo día de vivir juntos, diciendo que se la habia regalado su
jefe, desde entonces la veían mientras desayunaban y cuando cenaban. Y en
muchas de esas ocasiones el nombre de TVXQ, Yunho y Changmin, aparecían.
Ni hablar de las veces en las que
Junsu le habia preguntado si lo conocía.
"No en realidad”, le habia
contestado. Y tuvo que repetírselo, cuando algunas veces su propio nombre y
rostro salían en los programas y le preguntaban a Changmin acerca de él.
Le impresionó que él contestara de la
misma forma. Pero era cierto, no lo conocía. Solo fue un momento, solo eso, que
poco a poco se hacía pasar como si solo hubiese sido un sueño.
Aún creía que habia sido lo mejor,
porque algo peligroso habia sucedido esa vez. Ese beso, no habia sido normal.
Cosas así no se sienten por solo besar a alguien, sentimientos así no surgen en
poco tiempo. Ellos no podrían estar…juntos… y mucho menos ahora qué sabía lo
importante que era el menor.
Justo ahora estaba seguro que había
sido lo mejor que pudo hacer, no podría arruinar la carrera de Changmin, además
sabía que ya tenía el dinero a salvo. Así que, sí, él y el cantante ya no
tenían ninguna relación que les obligara a verse. Aunque doliera.
“Gracias por esperar.” La voz de Junsu
le trajo desde sus pensamientos.
“No hay problema, ya me tocaba
hacerlo” le devolvió la sonrisa. “¿No tienes hambre? ¿Quieres algo para comer?”
“Voy a esperar a la cena, hoy
hubo degustación y nosotros aprovechamos."
Llegaron finalmente al departamento,
con Junsu siempre hablando de cosas triviales.
Jae estaba abriendo la puerta con
Junsu detrás de él cuando este soltó una exclamación
"Oh, lo olvidaba. Hay una vacante
para ayudante de cocina y mesero. El gerente dijo que podrías entrar,
cuando le hable de ti."
"De verdad." Jae dejo de
guardar las latas que había comprado en el estante para mirarlo con emoción
Ciertamente, en el lugar donde
Junsu trabajaba pagaban mucho más que en el restaurante de comida china.
"Eso es genial, gracias, Junsu"
"No es nada, ¿te dije que te
debía una, no? Además así podremos pasar más tiempo juntos." Rascó la piel
de su cuello, nervioso, quizás.
Jae continuo guardando las cosas, sin
mirarle como para darse cuenta de cierto detalle.
"Ehm... Bien... Entonces mañana
podemos ir para hablar con él." Junsu se acercó junto a él para ayudarle.
*
*
*
Afuera, la temperatura llegaba a los
ocho grados, pero dentro del salón de ensayos de la SM, Changmin estaba
sudando.
Estaba sentado contra el espejo,
respirando pesadamente. Yunho estaba a su lado, dando apurados tragos de agua a
su termo.
Los bailarines ya se habían ido, y
justo mientras ellos recogían sus cosas. Se habían mirado y solo eso
bastó para entenderse. Con una sonrisa, Yunho fue hasta la grabadora, y
la encendió. Practicaron solo ellos dos rutinas más.
"¿Y bien?" pregunto el
menor.
"Justo como esperaba de
TVXQ" Yunho se puso de pie, revolvió el cabello del menor e hizo en broma
un gesto de disgusto por el sudor que quedo en sus dedos. "Nos vemos el
miércoles."
*
*
"Realmente estoy hambriento ~
" Canturreó. Apunto de salir del edificio, finalmente, paró en una
de las maquinas dispensadoras. Se escucharon los botones de esta al
presionarse. Se inclino para tomar las galletas de vainilla, que había
comprado.
Repentinamente, el suave golpeteo de
unos tacones hizo que volteara por impulso. Mentira, era su nombre dicho por
esa voz.
"¡Changmin-ah!" Segundos
después unos delgados brazos rodearon su cuello. Ese rostro, después de
todo este tiempo estaba frente a él. Correspondió el abrazo.
"Ume-noona." La chica le
sonrió, después de dejar un beso en su mejilla.
"Cuanto tiempo, Changmin.
Realmente has crecido." Le acarició con el dorso de su mano, Changmin
tembló por la frialdad de los anillos de esos dedos en su rostro. “Realmente
te extrañé."
"¿De verdad?" Changmin sí
estaba feliz de verla, pero después de todo estaba extrañado por dos razones.
La primera era, ¿Porqué no se sentía de la misma forma nerviosa y cursi
como cuando estaban así de cerca? y ¿porque estaba ella ahí y no en
Japón? "Continuamente ignorabas mis llamadas..."
"Estaba muy ocupada, y cuando no
era así..." Ella le dirigió una mirada fija, aprovechando sus lindos ojos
café claro. “Te extrañaba tanto, que no quería que me escucharas llorar."
El se quedó con la boca abierta.
"Entonces..."
"Nunca deje de amarte"
No dejó que dijera algo más. Ella
junto sus labios, dulcemente. Changmin ni siquiera pudo cerrar los ojos.
¿Qué sucedía?..Desde hace tiempo,
soñaba con este reencuentro pero no había nada. Solo una sensación viscosa,
probablemente por el brillo labial de durazno.
Se alejó, sonriendo falsamente al ver
que no le había respondido.
"¿Vas a quedarte? Vine a visitar
a unas amigas aquí"
"Estoy algo ocupado hoy."
Mintió. “podemos hablar después. " Necesitaba tiempo para pensar, se
sentía incomodo y no sabía porque aunque tuviera una pequeña idea que quien era
el causante.
"Te dejaré mi número"
Changmin se lo dio sin mucho entusiasmo y Ume lo tecleó. "Por
favor, no tardes en llamarme"
"Eh, no lo haré."
Justo a tiempo, la van de Changmin llegó. “Nos vemos"
Cuando entró, y cerró la puerta un
largo suspiro fue inevitable.
*
*
Justo era sábado. El viernes había
sido, probablemente el peor día de su vida.
Nunca se hubiera imaginado que su
estilista hiciera que volviera a esos días. Esos penosos días donde su cabello
era tan anti naturalmente claro.
El castaño cobrizo que llevaba le hacía
sentir realmente inseguro, y sobre todo muy llamativo.
Prácticamente debía disfrazarse para
salir a la calle. En todos lados estaba su imagen, junto a la de Yunho. La
campaña de cosméticos había salido aquel jueves y no había nadie que no supiera
de su nueva apariencia.
"Entonces le dije que debía
conseguirse una vida." Continuó Kyuhyun con su plática. "Estaba
destrozada." Él, a diferencia de Changmin con su gorra y su chaqueta
negra, solo llevaba lentes oscuros para despistar un poco.
“Es usted tan cruel" correspondió
en juego. "Primero las enamoras con dulces palabrerías, y enseguida vas
por otra."
El pelinegro se encogió de hombros.
"No es con mala intención. Solo...al final terminas dándote cuenta
de que ellas no son lo que buscabas."
“¿Que es lo que buscas entonces?"
Se detuvieron en una de las tiendas de Luxury.
"Sinceridad,
principalmente. ¿Y tú?"
Changmin se quedó observando una
de las bufandas color terracota. La imagen de aquel chico vino a él
inmediatamente.
"Quizás ya estoy cerca de lo que
quiero."
Pasaron toda la tarde comprando ropa y
videojuegos. Incluso tuvo que pelearse con su amigo para que este no comprara
el auto. Pero Kyuhyun era un terco.
A la noche, Kyu conducía en el último
modelo, despidiendo a Changmin en la puerta de su casa.
El ahora castaño de nuevo, agitaba su
mano con media sonrisa, hasta que el timbre en su celular le hizo fruncir el
ceño.
A su pesar, contestó la llamada.
"¿Dónde estabas? ¿Cómo te fue
hoy, cariño?" El menor hizo una mueca. La chica comenzaba a ser molesta
con sus llamadas y sus mensajes casi obsesivos. Changmin llegaba a preguntarse qué
rayos había visto en ella durante tantos años.
Recordó las palabras de su amigo, y
vaya que tenía razón. Al final, simplemente no es lo que estabas buscando.
Debería terminar con esto, pensó
mientras entraba a su casa, sosteniendo el teléfono con la ayuda de su hombro.
"¿Quisieras ir a cenar
mañana?" Le preguntó ella. "Conozco un lugar discreto."
"Sí." Contestó
viéndolo como la oportunidad perfecta. Por supuesto, no podía ser tan seco como
Kyuhyun, pero tendría que ser sincero.
"Bien, ya hice reservaciones para la seis. Hasta entonces, bebé" Se despidió con un beso por el teléfono.
Fue sin querer, él lo jura, pero
simplemente colgó sin decir nada más.
*
*
"¿Hyung, está bien? ¿Nos quedamos
un par de horas más para servir en las mesas?" Junsu fajaba su camisa
blanca, y después abrochó los ajustados pantalones negros. El mismo uniforme
que ahora usaba Jaejoong.
“Si, no hay problema." Quitó su
delantal negro y secó sus manos, una gran pila de trastes relucientes estaban
terminados.
Junsu se acerco a él para acomodar el
moño negro en su cuello, el peligro no se incomodó. Después de casi un mes,
realmente apreciaba a Junsu y casi se trataba como una familia, cuidando uno
del otro.
El peliazul le pasó una libreta
de cuero del tamaño de su mano.
Salieron a las mesas, Jaejoong desde
el principio no había tenido ningún problema para acoplarse porque ya tenía
experiencia en atender a las personas. Si trabajaste en el club donde él,
definitivamente podrías tratar con cualquier circunstancia.
Se acercó a una pareja. Era una
hermosa chica de cabello en bucles dorados, no podía ver a su acompañante
porque estaba dándole la espalda.
No pudo preguntar nada, cuando vio que
los ojos de ella estaban rojos. ¿Estaba llorando?
Debía ser un momento inoportuno, por
lo que dio un paso hacia atrás. Ella se acercó hasta al sujeto, y le besó
casi con desesperación. El pelinegro, desvió la mirada, decidiendo en que
quizás debería regresar después.
Hasta que escuchó ese nombre.
"Changmin..." ¿Changmin?...
"Por favor, no hagas esto, podemos empezar de nuevo."
"No te pongas así."
Definitivamente era él, reconocería esa voz perfectamente." Y tú
definitivamente no sientes nada, igual que yo ¿verdad? Sólo...debo que
irme."
Jaejoong estaba a punto de
esconderse por ahí, cuando el chico alto se puso de pie y dio media
vuelta.
Sus ojos de color chocolate liquido,
enfocaron su vista en él de la misma forma en la que semanas atrás.
Leyó su propio nombre de esos labios
que una vez besó.
El mayor no entendía nada, y aunque un
gran impulso parecido al calor, quizás era atracción, le tentaba a acercarse.
Simplemente no podía moverse.
Recordó como Changmin le había
empujado para detener ese segundo beso para después salir
precipitado hacia la puerta del salón.
Se había sentido confundido, y justo
ahora estaba un tanto temeroso de él.
Lo veía diferente, como algo
inalcanzable.
Mordió su labio inferior, y obligó a
sus pies a dar vuelta y caminar.
"¡E-espera!" Jae
aceleró el paso.
Gracias a ese grito, algunos clientes
le dieron su atención. Preguntándose qué ocurría.
Empezaban los murmullos, preguntado si
ese era Changmin de TVXQ. Unas chicas hicieron exclamaciones de emoción.
Kim Jaejoong se apresuró hacia
la cocina, justo antes de cerrar la puerta, alguien se lo impidió al abrirla y
empujarle. Dio traspiés para mantener el equilibrio, cuando el
intimidante metro ochenta y seis del muchacho se acerco a él.
"Yah, ¿no es ese Choikang
Changmin?" Exclamó uno de los chefs con una sonrisa a medias por la
sorpresa.
"Necesito a su mesero, por
favor." Dijo firmemente. “Le pagaré si le da ya la salida"
"Adelante, adelante, no hay
problema" el chef principal le ordenó:" Jaejoong, ve con él"
"Pero, pero...." El pobre
chico se tronaba los dedos nervioso. ¿Cómo decirle que no a uno de sus
jefes directos? A pasos lentos se acercó al castaño. "¿En qué puedo
ayudarle?" preguntó sin atreverse a verlo a los ojos.
"Ven, tenemos mucho de qué hablar."
Changmin tomó su mano y enseguida se preguntó si el contacto había
provocado el rápido latir de su corazón, solamente a él.
Caminando detrás de él, sosteniendo su
mano, salieron del restaurante. Durante el camino, Jae había echado un vistazo
por si la chica anterior aun estaba, pero ya se había ido.
Pensó que irían a la
salida o incluso a ese Volvo, hasta que le llevó al escritorio en la
recepción y pidió una habitación.
Su ya acelerado ritmo cardiaco
casi se detiene. Pudo ser que el menor leyera su expresión porque
enseguida le explico: " No traje mi auto. Voy a llamar en la mañana
para que vengan por nosotros."
¿Nosotros? ¿¡Pasar la noche juntos en
una habitación de hotel!?
¿Cómo diablos había llegado a eso?
*
*
Changmin soltó la mano de piel
más clara, aunque... en su opinión, no quisiera hacerlo. Pasó la tarjeta
por la ranura eléctrica para acceder al cuarto.
Había una cama matrimonial, y como era
de esperarse era una habitación de lujo, con paredes blancas y reflejos entre
dorados y plateados, lámparas en las esquinas y muebles bellamente diseñados en
un estilo parecido a los hoteles parisinos inspirados en la época del
romanticismo.
La noche debía
costar más de lo que era el sueldo de Jaejoong.
Suponiendo, para una celebridad
millonaria como Changmin, esto no debía ser nada.
Las piernas le temblaban como
gelatina, cuando el cantante le empujó suavemente por la cintura para que
entrara.
"De... que ¿de qué quieres
hablar?" Jae retrocedió, observando su espalda mientras cerraba la
puerta con seguro.
"Antes de eso. Necesito probar
algo primero."
Los ojos color café oscuro de
Changmin, parecían ser de amargo chocolate derretido al aturdirle. Cada vez más
cerca de él, le distrajeron hasta que el más alto tocó con sus manos frías la
piel cálida del cuello blanco.
Jae se estremeció, pero no se movió ni
un poco para alejarse. Shim Changmin se inclinó hasta quedar a la altura de sus
labios y así unirlos con los suyos. No se movieron por un par de
segundos, aunque eso les haya parecido una eternidad.
Ahora, más impacientes, abrieron sus
bocas. Sin saber cuando fue que cerraron sus ojos para disfrutar de las
extrañas sensaciones que el contacto entre sí les producía, Había química entre
sus cuerpos, sin lugar a duda.
Changmin acariciaba sus mejillas,
besando suavemente con la respiración arrítmica. Apretó la
tela del pecho del más alto, y un dulce aroma a perfume y jabón le
embriagó.
Jaejoong, pasó la lengua
por su labio inferior, sorprendiendo a Min. El sonido húmedo de sus
labios y la sensación caliente que llegaba desde sus vientres hasta sus
corazones, les invitaba a llegar más lejos.