Kiss in the rain between the darkness.
El concreto golpeó duro contra
sus rodillas. Aunque no podría doblar el pantalón de mezclilla para revisar,
sabía que seguramente se habia raspado y estaba sangrando.
Quizás por el escozor, o por la mancha ahora marrón en la oscura
tela mojada…
Sin embargo no tenía otra opción más que correr por su
vida, no sabía si tenía una bala en el
brazo o si solo habia sido un roce.
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11 pm.
Sabía que esta noche habría
problemas al encontrar el departamento,
donde vivía, en completo silencio. El
hedor a alcohol…entonces su padre estaba ahí.
“¿Por qué regresas?” Habia
pensado lleno de rabia e impotencia. Su padre era un criminal, ¿no debería
estar matando a tiros a otro líder para
conseguir otro lugar donde vender sus porquerías?
De todas las noches habia
elegido precisamente esta para
aparecerse.
Vale, aun podía recuperar su
mochila para irse a algún callejón a estudiar para el examen de mañana, si lo
pasaba podría apostar a una universidad lejos de ahí. Y eso era su oportunidad para librarse de su
apestoso padre y su patético hermano menor,
que seguramente habia huido cuando vio
llegar al viejo en este estado.
Changmin hizo una mueca de
repulsión cuando pasó por la sala,
evitando pisar el brazo extendido
sosteniendo una botella, del hombre que roncaba tirado en el suelo.
“Si
lo despiertas estas muerto, Changmin.” Se dijo a sí mismo, al ver la
pistola sobre la mesa baja de la sala.
Llegó a su habitación,
rápidamente cambió sus zapatos escolares por las zapatillas deportivas, se
colgó la mochila al hombro y cogió un paraguas por cómo veía la noche.
Tuvo que reprimir un grito de
puro terror cuando abrió la puerta y lo vio ahí con los ojos enrojecidos.
“¿A dónde crees que vas?
¿eh?” susurró con la voz ronca y un maloliente aliento.
Hizo todo lo posible por no
vomitar sobre él. De ese padre un tanto
estricto que tenia a los seis años no quedaba nada, un asqueroso demonio era lo que estaba frente a él.
“Eh.. yo solo iba a…”
“¿Dónde está Taemin?” Le interrumpió.
“No sé.” El hombre le tomo bruscamente de la cabeza,
aventándolo de regreso a la habitación. “¡No sé, te digo, déjame!”
“Ese hijo de puta, ¡no lo
escondas o también te irá como él!” Cuando lo soltó, Changmin pudo verlo, el
arma en su mano izquierda. El nunca habia intentado… nunca… quizas en el pasado
él los golpeara pero eso habia sido hasta que ellos fueron capaces de
defenderse. “Esta vez llegaron muy lejos.” Siseó.
“Yo no hice nada.”
“Ese mocoso no es tan alto como tú. Solo tú podrías haberlo
ayudado a alcanzar el dinero.”
“Yo no sé donde guardas tu
asqueroso dinero. Prefiero morir de hambre.” Él, aunque más bajo que Changmin, le
golpeó con el puño cerrado directo a la mejilla.
“¿Quieres pasarte de
listo?” Se le desenfocó un ojo en un
tic, también estaba drogado. “¡Ustedes malditos desagradecidos! ¡¿Cómo se
atreven a robarme?!” Pateó su estomago con saña. Su respiración agitada, el
hombre despeinó sus cabellos, lleno de frustración e ira y se golpeó
contra la pared. “Van a matarme, ¡por su culpa!”
Changmin tirado en el suelo
repentinamente recordó algo.
“Hey,
¿ que estas haciendo ahí?”
“Nada
que te interese, déjame en paz.”
“Taemin…”
Changmin vio como su hermano llevaba una
maleta deportiva. “¿Qué llevas ahí?”
“
Es
mío” le dijo cortante. “Yo tengo mis
propios medios para desaparecerme”
Eso habia sido hace casi seis
meses.
Parece
que hoy finalmente pudo escapar. Pensó
con cierto alivio hasta que alguien lo tomó de los cabellos con fuerza
obligándolo a ponerse de pie.
“Ustedes siempre estuvieron
juntos en mi contra, lo sabía. Ladrones, ladrones, ladrones ¡Voy a matarlos!”
Y con eso comenzó a golpearle
una y otra vez, hasta que Changmin casi sentía que vomitaba la sangre. Lo empujó y cayó en la cama, su cabeza
retumbaba al punto en que no escuchaba los gritos roncos y endemoniados.
Eso era todo, si no hacia algo,
él terminaba aquí. Muerto. Patético, y
asesinado. Ya podría ver los titulares de las noticias.
Shim Changmin, uno de los
primeros estudiantes de la prestigiosa escuela Shinwa, asesinado por propio
padre.
¿Cómo reaccionaría Jaejoong
hyung? El chico que le sonreía cuando iba a recoger a su hermanita.
Changmin
venia observándolo desde hacía meses, hace varias semanas habia podido hablar
con él y , justo ese día , habia conseguido por fin su número.
De alguna otra forma ese
pensamiento le hizo regresar a la realidad, reaccionar antes de que el
mayor apuntara.
Dio media vuelta sobre la cama, y alcanzó el jarrón lado a la mesa de noche,. Se lo arrojó a la vez en que se ponía de pie.
Solo pudo hacerle pequeños cortes en el rostro, pero al parecer le habia dado a
un ojo también.
El arma cayó al piso, Changmin no perdió el tiempo y la
recogió. Por un segundo consideró regresar y dispararle, pero no se atrevió.
Además, ya habia llegado a la sala.
Hasta que escuchó otro disparo, y el insoportable dolor llegó después..
Por
supuesto, ¿una sola pistola para un narcotraficante? Qué ingenuo, Changmin.
Salió, e intento trabar la
puerta, pero no pudo. Estaba demasiado desesperado como para idear algo útil
que no fuera escapar.
Solo habia logrado tomar las llaves del auto, aunque no sabía
conducir, al menos el no podría alcanzarlo.
Ellos vivían en la planta más baja
del edificio pero no podía esperar un elevador. Bajó por las escaleras de
emergencia.
“Rápido, rápido, rápido pero no
caigas” murmuraba para sí, intentado no pensar en el dolor de su hombro.
Salió por el estacionamiento a la calle en completa
oscuridad, el cielo nublado. Ni siquiera estaba el guardia para ayudarle.
Ahora estaba solo, solo y la
lluvia que parecía burlarse de él diciéndole cuando golpeaba el cemento de las
calles, y el sonido de sus pies al correr:
¡Soy lo único que faltaba para que ahora si nada pueda ir peor!
Llegó a un callejón, afortunadamente
con una salida.
Se sentó, medio ocultándose en
un bote de basura. Metió la mano al
bolsillo de su pantalón para guardar la llave cuando sintió algo.
Era un pequeño pedacito de
papel algo húmedo. Lo sacó, la tinta estaba diluyéndose pero los seis números
aun se notaban.
Este no era precisamente el
motivo porque el que te dan un número
cuando conoces a alguien, pero no tenía a alguien más ahora.
Visualizó una caseta telefónica
a cierta distancia. Respiró hondo, cuando sintió cierto liquido caliente bajar
por su brazo, se puso de pie y corrió hasta ella.
“Por favor, por favor. Alguien
conteste.” Changmin marcó el número con
dedos temblorosos. Estaba a punto de desmayarse , seguramente por la pérdida de
sangre y sentía que su cabeza estaba a punto de estallar.
“¿Hola?”
Changmin tomó el auricular con las dos manos,
ansioso. Reconocía esa voz y de una
forma u otra le hacía sentirse peor. Él no merece que le metiera en sus
problemas. “¿Hay alguien ahí?”
“S-soy Changmin.”
“¡Changmin!
Hola, no creí que bueno… ¿Cómo estás?” Sonaba tan tranquilo y feliz…¿Cómo se atrevía a llamarle?
“Necesito ayuda” suspiró.
“Por favor, creo que tengo que ir al
hospital.”
“¿Qué
tienes? ¿Dónde estás?”
“Creo estoy en Handong. Por la
avenida principal. Frente a mí esta esa librería con nombre en chino” susurró.
“S-es donde está. No te
preocupes, voy para allá. Sólo no te muevas de ahí” Changmin asintió débilmente, se dejó caer.
Presionó la herida. No podía
mantenerse despierto.
“Al menos escuché su voz por
última vez” susurró, el labio partido le
escocía.
Cerró los ojos.
*
*
*
*
Sintió el pinchazo de una aguja
en el antebrazo.
“Es la ultima transfusión. Es
un chico afortunado.” Escuchaba. “No
necesitó operación, solo algunos puntos”
“Muchas gracias.” Esa voz… Jaejoong. Intentó abrir los ojos pero pareciera que le
pesaban una tonelada.
“Debo irme, cualquier cosa, el
botón llamara a una enfermera” Una
puerta cerrándose.
Sintió que acariciaban su frente, ese tacto le hizo suspirar. Como si le dijese
que todo estaría bien de ahora en adelante.
Poco a poco consiguió quedarse dormido, esta vez
en paz, sintiendo esa cálida mano despejar su frente y después un beso.
No está muy seguro pero, podría
decir que durmió con una sonrisa.
*
*
Todo estaba en completo
silencio. Únicamente el aparato que marca los signo vitales como en las
películas hacia bip bip bip. Sería una buena broma si repentinamente el
sonidito se prolongaba indicando su propia muerte.
Después de todo, quizas era un
poco gracioso.
No sabia que ya tenia los ojos
abiertos hasta que vio aquellas líneas verdes subir y bajar en zigzag.
Se reincorporó poco a poco,
volteó al lado opuesto, en la ventana. Por donde los rayos del sol se filtraban
por las cortinas color beige.
La imagen le conmovió, hasta el
punto de querer levantarse y estrecharlo entre sus brazos.
Era Jaejoong, abrazaba una revista y con la frente casi pegada
al pecho dormía en una posición demasiado incomoda. Se habia quedado toda la
noche con él, los supo por las ligueras manchas negras alrededor de esos ojos
tan bonitos.
Aquellos que lentamente
comenzaron a abrirse, el mayor bostezó un poco mientras se estiraba. Estaba a
punto de ponerse de pie cuando finalmente vio a Changmin despierto, que le contemplaba
con una sonrisa.
“Estas aquí” Jaejoong se paró y fue hasta tomar su mano.
“Muchas gracias por ayudarme. No somos ni siquiera amigos y…”
“Los amigos se ayudan ¿entonces
lo somos, no?” El pelinegro le sonrió
mientras peinaba los cabellos desordenados de Changmin.
“Gracias…” pero repentinamente
recordó esa noche. “¿Cuánto tiempo dormí? Y.. ¿y él?
“Casi tres días.” La expresión
de Changmin cambió. “Tranquilo, está bien.
Perdiste mucha sangre. Y en cuanto a ese señor… vino a buscarte apenas
llegamos. No paraba de repetir que necesitaba el dinero, o si no lo matarían. Aun traía la pistola en la mano ¿Qué clase de
sujeto es? Por supuesto está en la cárcel.”
“¿Papá en la cárcel? ¿Al fin?”
Changmin nunca habia estado tan aliviado en toda su vida.
“¿El era tú…? Por dios,
Changmin, yo denuncie lo que te hizo a
la policía. No volverá a salir...” Jaejoong estaba sin palabras. ¿Su propio
padre? Golpearlo de esa forma. El mismo tuvo que controlarse para no lanzarse
encima del sujeto.
“De verdad, no sabes… cuanto te
lo agradezco” Se le quebró la voz, las lagrima bajaban sin intención de
detenerse.
“Changmin…” Jaejoong lo abrazó
delicadamente, acariciándole la cabeza. “Ahora todo a estar bien, te lo
prometo. Puedes quedarte conmigo el tiempo que quieras ¿sí?”
El menor asintió en el abrazo,
aferrándose a la suave tela del suéter de Jaejoong.
*
*
Habia pasado un mes desde
entonces. El lujoso departamento donde
vivía ese infierno habia sido destruido
por esas personas buscando al padre de Changmin.
A Changmin no le importaba si
seguía vivo o no, solo no quería volver a verlo.
Habia conseguido un pequeño
departamento para estudiantes donde quedarse y un trabajo de medio tiempo,
Jaejoong todos los días le llevaba el almuerzo y comían juntos.
Jaejoong prácticamente se habia
encargado de él. Y se habían llevado tan bien que de verdad creía estar
enamorado, si las mariposas y los sonrojos cada vez más continuos no se
equivocaban.
“¡Changmin, llegué! Traje más
verduras, pero le puse algo de picante”
Jae dejó las cosas sobre la mesa y se dejó caer en el sofá boca abajo.
“Oh, estoy tan cansado.” La lluvía lo habia atrapado cuando venia hacia acá, su camisa esta mojada.
“¡Hyung!” Changmin se dejo caer sobre su cuerpo,
escondiendo su rostro en la espalda aspiraba ese olor a vainilla tan
indispensable para él. “ ¿Sabes quien fue aceptado en tu universidad?”
“No y no quiero saber. “
Murmuró cerrando los ojos, fingiendo tener sueño.
“¡Hey!”
“Oh, es broma. Claro que fuiste
tú. Nuestro Changmin es muy inteligente,
por supuesto. Pero me estas aplastando”
“Creí que te alegrarías más” El
menor fue hacia las bolsas sobre la mesa y empezó a destapar los contenedores
con la comida aún caliente.
Jae se acercó y beso la frente
de Changmin aprovechando que estaba un poco inclinado. Era un habito que habia
adquirido estas semanas y al más alto parecía no importarle. “¿Cómo podría
alegrarme aun más de lo que estoy desde
que te conocí?” Le dijo en un tono bajo.
“Esa es mi línea”
Changmin murmuró, algo apenado.
“Entonces la mía es: te quiero”
Jae sonrió y no pudo resistirse a esa expresión de completa sorpresa, que besó
sus labios.
“Cambió la mía por te amo”
susurró en sus labios, mientras esta vez él le besaba.