Jaejoong:
A través de la pantalla de un pequeño celular color rosa, lo ví por primera vez.
Shock visual,perfección. Su apariencia era demasiado bonita y extraña para mí. A pesar del hecho en que solo era una foto, pude sentir cierta lejanía, como si no mereciera que aquella fotografia de un bonito chico asiatico estuviese ahora en mi celular.
Ahora cuando la vuelvo a ver, sé que él en realidad se mostraba timido, nervioso y sonriente, despues de todo era su primera conferencia de prensa de un drama. ¿Quien se imaginaria que detras de esa expresión existian tantas emociones tan puras? tantas cosas cosas que habian sucedido para que el estuviese en ese lugar, en ese preciso momento para ser fotografiado. Y para que esa foto llegara a verla yo, y quedara ¿enamorada? ¿deslumbrada? ¿cual es la palabra? ,
Ahora se que aquella frialdad y prepotencia que yo creí ver aquel dia no puede existir en su rostro.
Mantuve esa foto por un mes en el protector de pantalla.
Era definitivo, estaba hechizada. ¿quien era él? ¿como se llamaba y cuantos años tenia? Lamenté mucho el no haber prestado atención cuando ella me decia su nombre.
Era un nombre nuevo para mi ¿Como iba a recordarlo? Sin embargo nunca imagine que en el futuro pensaria en aquel nombre tantas veces durante el dia, lo leeria, lo escribiria, lo escucharia.
Es un bonito nombre, para una bonita persona.
Kim Jaejoong.
Pero en aquel entonces no lo sabia. ¿Como podria buscarlo y saber mas de él?
Durante clases, finalmente ella me lo dijo.
"Jejung" ¿Asi debo buscarlo?
Tecleé el nombre.
Kim Jaejoong, un enlace, un clic. Todo tan simple, mis días absurdos y autodestructivos estaban por terminar.
Todo tan simple ¿Es un milagro?
Sólo fotos. Sólo buscaba fotos de él. No podia pensar en otra cosa, no sabia que habria entrevistas, programas, palabras, canciones. No sabia que habia una hermosa historia detrás.
Otro mes. Soy algo tonta, me conformaba con ver todas esas fotos. Su belleza en ellas llenaba todo lo demas, la curiosidad no existia, solo su belleza.
¿Quienes eran los otros cuatro que a veces estaban con él? Lo lamento. No me importaba, todo era Jaejoong.
Fotos, como se coleccionan obras de arte.
Otro mes. Octubre.
Aun en ese tiempo. Yo creia, juzgandolo por su apariencia, no podria ser amigable o una persona calidad. Era tan bonito que daba miedo, las personas como el generalmente su belleza es lo único bueno que tienen.
Un video. Una entrevista.
Su cabello corto hacia arriba, piel blanca, expresión nerviosa. Ya conocia su rostro a la perfección. Pero no conocia su forma de ser, una persona con esa apariencia no ponia tener esa personalidad.
Estaba algo intimidada. Despues justo en ese minuto escuché su risa. ¿Que? ¿Porque es tan melodiosa, contagiosa? Jaejoong, no cubras esa bonita sonrisa con tu mano.
Sentí algo calido en mi estomago. Luz, cuando el sonrie aún la veo.
No pueden burlarse de eso, ni cuestionarlo. No pueden detenerlo. La luz siempre es inevitable cuando lo veo.
Kim Jaejoong
Kim Jaejoong
Jaejoong, gracias, mi vida esta cambiando. Es mas soportable ahora. Solo sigue sonriendo en mis fotos.
Es mi cumpleaños...
Mi cumpleaños anterior no fue bueno.
Este siempre será especial.
Sólo era una canción, solo eran voces.
Las mas perfectas voces, que ahora hacen que sienta que cada vez que las escucho, suceda algo.
Luz otra vez.
Yunho, Changmin, Yoochun, Junsu, hola.
Gracias por esa canción de cumpleaños junto a Jaejoong.
Bias.
Kim Jaejoong es perfección. Cada cosa que veo en él para mi es perfecta.
Sus ojos oscuros grandes. Almendrados o en lunitas. Tristes, felices.
Son bonitos, pero los prefiero felices.
Su nariz, ancha cuando sonrie~~
Sus labios. El brillo de su lengua, su piel blanca. Su ancha espalda, cintura pequeña de 74 cm. Los tenues lunares de su mejilla, esa marca en el cuello, ese lunar en su mano.
Sus manos tan grandes, sus pies tan graciosos.
Su timidez, su torpeza. Esa extraña sinceridad, su impulsiva conducta cuando se enoja.
Sus acciones erroneas y cuando se arrepiente y pide perdón por ellas.
La risa de Jaejoong. Todo estara bien cuando la escucho. Me da fuerzas, olvido las cosas malas que tengo que soportar.
Su voz como su risa es luz.
Solo puedo describir a JJ como perfeccion y luz. Lo lamento. Prefiero ser extraña en ese aspecto. Es algo hermoso.
Su voz profunda y la suavidad en ella.
Su voz en TVXQ. TVXQ, la suma de todas sus cinco partes es más.
Una vez mientras lloraba, con el corazón algo roto, prometi que jamas volveria a amar a nadie, la suma de todos de sus partes era siempre menos no habia nadie quien tuviera mas.
TVXQ es diferente.
Jaejoong es diferente.
Es mas y mas luz.
Dependo de esa luz para continuar. Para vivir lo que me tocó.
Es verdad. Decir que alguien es perfecto ésta mal, nadie lo es. No se debe idealizar a nadie.
Kim Jaejoong no es perfecto.
Tiene errores, es una persona, se ha equivocado y se equivocará. Quizas se arrepienta de sus errores y pida perdon, trate de solucionarlos tanto como puede ser todo lo contrario y puede no importarse si algo no esta bien.
Talvez su apariencia es lo único perfecto para mí.
Pero ¿Entonces que es lo que siento a su personalidad?
Perdón otra vez.
Solo sé que todo lo que se de el, lo que ha echo, todo lo que dijo , todo lo que cantó. Me hace tanto bien.
Amor es pensar una y otra vez.
Amor es querer que tu vivas por siempre.
Para mi
El Amor tambien es querer que seas feliz como sea , y que eso me haga feliz.
No es egoista, es incondicional.
El amor es luz.
Mi amor por Kim Jaejoong es inexplicable, no sé que es exactamente. Pero es lo único puro y sincero que tengo.
El amor es fácil de decir
El amor tampoco es difícil de escribir
El amor tampoco es difícil de escribir
El amor es un sentimiento que todos conocen
El amor es amar incluso hasta el punto de la tristeza
El amor es amar incluso hasta el punto de la tristeza
El amor es querer estar contigo siempre
El amor es querer que tú vivas por siempre
El amor es querer que tú vivas por siempre
El amor no sólo es la palabra “amor”
El amor tampoco es sólo un sentimiento
El amor tampoco es sólo un sentimiento
El amor es recordar el pasado lejano
El amor es creer en un futuro invisible
El amor es creer en un futuro invisible
El amor es pensar una y otra vez
El amor es vivir arriesgando tu vida.
El amor es vivir arriesgando tu vida.
Capitulo 1.
JaeJoong
no tenía el dinero como para pagar un corte de cabello decente
por lo que lo cortaba por sí mismo. Sus ropas francamente no
recuerda cuando las consiguió, un desgastado pantalón de
mezclilla ahora lo usaba como bermudas junto a sus camisas a cuadros
que no podían estar más desgastadas y delgadas.
No
era el chico más pobre de la ciudad porque conocía quienes
debían pedir dinero en las calles para comer, él al menos tenía un
empleo como mesero en uno de esos clubs nocturnos.
Estaba
en la parte más oscura y problemática de Seúl, el
lugar le pagaba una miseria pero gracias a que vivía con su hyung,
al menos podía compartir los gastos. No se quejaba mucho de lo
que tenía, después de todo, la vida le habia enseñado quelas
personas como él no tenían a derecho a aspirar a algo más que
sobrevivir para el día siguiente.
Sin
embargo ese día, se habia levantado con una extraña
incomodidad en el pecho, que solamente se habia agrandado más
cuando vio por primera vez a aquel joven castaño que
no aparentaba tener más de diecinueve años. El tipo estaba ebrio,
abandonado por sus amigos en aquella mesa. JaeJoong simplemente negó
con la cabeza mientras recogía las copas, apenado por el chico
que vestía ropa cara, podía apostar a que lo asaltarían y su
cuerpo estaría tirado en cualquier callejón por la mañana. Pensar
en eso le provocó cierta molestia, una buena vida desperdiciada, si
el castaño tenía dinero ¿debería cuidarse un poco más,
no?
Fue
por su bolso después de terminar su turno, cuando se dio cuenta que
el adolescente salía tambaleándose del lugar. JaeJoong no lo pensó
dos veces, después de todo, su vida actualmente funcionaba por
medio de impulsos, así habia terminado acostándose con su hyung
para conseguir un lugar donde dormir. Se despidió rápidamente
de su compañera y siguió silenciosamente a ese chico por las
oscuras calles. Este hablaba en susurros, a JaeJoong le pareció
que aún estaba consciente de lo que sucedía a su alrededor,
al menos así podría defenderse por si alguien quería cortarle el
cuello. Cuando decidió regresar al departamento desu
hyung, el castaño habia caído de lleno al sucio suelo, quizás
se habia equivocado. Dio media vuelta alejándose pero después
escuchó un leve quejido a sus espaldas.
“Diablos “pensó
JaeJoong mientras regresaba rápidamente hacia el chico.
— ¿Estás
bien?
— ¿Te
parece que estoy bien? ¿No eres idiota? Me he caído al suelo.
—Eso
ya lo vi. Por eso la pregunta.
—Desaparece—
El menor se reincorporó. Caminando hacia la avenida. Estuvo a
punto de caer de nuevo pero JaeJoong le sujetó como pudo de los
hombros.
El
chico con alcohol en la sangre con un extraño reflejo,
deshizo bruscamente el agarre pero a pesar de eso, él
aún no habia logrado equilibrarse, por lo que parecía
que iba a conocer cara a cara al suelo, se aferró al mayor
recargando todo su peso. El otro chico no estaba preparado para
soportar ese peso sorpresivamente.
El
resultado fue que ambos cayeron. JaeJoong sobre el
castaño, se sonrojó. Últimamente se ponía nervioso ante ese tipo
de contacto tan comprometedor. El otro chico se retorció debajo,
hasta que finalmente pudo empujarle con fuerza.
Se
levantó como pudo, tomando su bolso descuero. JaeJoong algo
aturdido logró ponerse de pie, colgando su bolso negro sobre su
hombro.
—Pervertido—
siseó el menor.
—Tú
me tiraste al piso. Debes pesar una tonelada.
— ¿Me
estás diciendo gordo? — Los ojos chocolate le vieron entre
molestos y sorprendidos. Al parecer el efecto embriagador comenzaba a
irse por golpearse tantas veces la cabeza.
—Te
estoy diciendo gigantón
—Eres
un…
—Estaba
preocupado. Creí que te asaltarían ¿no vives aquí, cierto?
Tus ropas caras llaman la atención. Y estando borracho, estas calles
son peligrosas y… decidí seguirte. — Le interrumpió.
—No
me conoces
—Eras
un cliente. — Se encogió de hombros. El castaño a punto de
contradecir, cerró la boca, la situación no podría ser más
extraña, decidió ignorar al chico a su lado, ambos siguieron
caminando hasta la avenida. JaeJoong pidió un taxi, el otro chico,
subió sin siquiera mirarle ni una vez.
— ¡Eso
me pasa por ser una buena persona! — Gritó JaeJoong, esperando que
el sujeto en el taxi le escuchara.
Pataleó
infantilmente. A partir de ahora, los clientes no serían su
prioridad, bien en realidad nunca lo habían sido, pero ese chico le
daba más razones porque no lo fueran jamás.
Por casi una hora
espero a que un taxi pasara de nuevo por la desierta avenida en la
madrugada, hasta que estuvo completamente seguro que el taxi en el
cual se había ido el menor era el último que pasaría
Decidió
caminar hasta casa, chasqueó su lengua molesta. Pidiendo que por
favor, su hyung no se molestará por llegar tan tarde.
Se
puso el gorro de su sudadera color vino, mientras ajustaba su bolso,
notó algo extraño. Este estaba más pesado delo normal.
Lo abrió y su contenido le hiso jadear sorprendido.
Libros
universitarios, libretas, lápices y una billetera. Para no
tentarse a asimismo por el impulso de robar el dinero en esta última,
tomo uno de los libros. Este poseía el logo de una prestigiosa
universidad en la zona más lujosa y céntrica de Seúl. En
donde solo se veían Idols, empresarios, artistas, modelos,
herederos…ese tipo de personas extremadamente ricas. No le
sorprendió que ese chico fuera alguno de ellos. Mañana podría ir a
aquella universidad antes de su turno vespertino para devolverlo, y
tambien para recuperar el suyo.
En
una de las esquinas del libro había una calcomanía parecida a
una tarjeta de presentación. Colgó nuevamente el bolso en su
hombro, intentando leer en la oscuridad. Fue ahí cuando sintió un
tirón, y una de esas navajas, que él mismo conocía tan bien,
presionando levemente contra su espalda.
Al
final, él sería a quien asaltarían, JaeJoong sonrió
irónico. Vaya suerte que tenia, y si no se equivocaba este sería su
tercer asalto en el mes.
— ¿Quieres
el bolso? Lo siento, pero no es mío así que debo regresarlo…
¡Hey! — sintió el filo presionar aún más. — Tranquilo. Solo
hay libros aquí, de verdad. — Un brazo rodeó su cuello, el
libro que sostenía su mano cayó al piso.
Esto
se tornaba peligroso y aún mucho más cuando el sujeto se pegó
demasiado a su cuerpo. Restregando esa parte en esa otra parte, y a
una desagradable lengua fría lamer su oreja después de una
risita ronca.
El
muy maldito no solo quería el bolso, este incluso habia caído
de su hombro hasta sus pies.
JaeJoong
se enfureció, tal vez entendía un robo, él sabía perfectamente a
lo que la pobreza podía llevarte a hacer pero lo otro no tenía
ninguna relación con esta.
Aún
a pesar de eso, no forcejeó y se dejó hacer, esperando a que el
tipo se distrajera para poder tomar la navaja. Lo demás sería más
fácil.
El
pelinegro lentamente estiró el brazo que no estaba apresado
tan fuertemente, hacia atrás, hizo una mueca. El muy asqueroso habia
metido su mano debajo de su camisa negra después de
desabrochar su sudadera, tocando su piel desnuda.
JaeJoong
mordió sus labios, pensando seriamente en levantar poderosamente su
pierna para golpear aquella zona blanda cuando escuchó un frenazo.
Su
pulso se aceleró aun más, reconocería aquella motocicleta en donde
sea, incluyendo al conductor.
Quien
aceleró ruidosamente, llegó hasta donde estaba JaeJoong y su nuevo
“amigo”. El pelinegro apenas pudo reaccionar cuando el chico
del casco tomó de los hombros al delincuente, empujándolo
poderosamente hacia el suelo, este cayó a sus pies. El hyung de
JaeJoong pateó la mano del tipo con una de sus pesadas botas negras,
lanzándola navaja a varios metros.
— ¡Espera
hyung! — JaeJoong le tomó de los hombros desesperadamente cuando
vio como su compañero sacaba de su chaqueta un arma. —No
es para tanto EunJae hyung
Ambos
forcejearon la pistola. El ladrón aprovechó la pequeña
discusión para tomar el bolso que estaba cerca de él y salió
corriendo hacia uno de los callejones. EunJae le persiguió
aventando su casco para ir más rápido, incluso disparó dos veces
antes de perderlo por completo.
— ¡Hyung!
— JaeJoong apareció agitado, más por el susto de los disparos que
por haber corrido hasta él. — ¿Estás loco? La
policía está patrullando ¿Y si escuchan las balas?
— ¿Así
es como me agradeces por salvarte? —Preguntó el pelirrojo
visiblemente molesto.
—Asi
es como me preocupo por ti. —JaeJoong tomó su mano, apretándola
un poco — Gracias.
—Debería
conseguirte una…
—Hyung…—
le advirtió JaeJoong.
—Estas
rompiendo un record del tipo con más asaltos. Estaba preocupado así
que salí a buscarte. ¿Y ahora no sólo te estaban asaltando
si no que…? A partir de ahora yo te recojo del trabajo.
—Siseó EunJae —Ahora déjame ir a recuperar tus cosas—
susurró, buscando con la mirada algún posible camino
por tomar.
—En
realidad no es mío. Lo tomé por error
— ¿Y
el tuyo?
Jaejoong
se percató de algo muy importante. ¿Cómo iría con ese
castaño con las manos vacías pidiendo su bolso de
vuelta? — ¡Mi maldita paga estaba ahí! —recordó.
— ¿Cuánto
era?
— ¿Los
tres meses de mi paga? No recuerdo, creo que incluso más. Se habían
atrasado en hacerlo y me pagaron todo junto hoy. — Kim revolvió
sus cabellos. — ¿Eran solo algunas libretas y dos libros, no? El
cliente puede conseguirás libretas, no son más valiosas
que todo mi salario
—Puedo
buscar a ese imbécil y recuperarlo— insistiendo, el mayor se
encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.
—Olvídalo
¿Tú lo que quieres es acción está noche, no? — Murmuró sin
pensar.
—Bueno…
sí tu quieres…— Se burló EunJae por el doble
sentido, acercándose bromeando y siendo serio a la vez.
Jaejoong
le entregó el casco negro al mayor, evitándose el lujo de
rechazarlo directamente, no podría, no si no quería terminar
en la calle.
—Tengo
sueño y estoy preocupado. — Se quejó, con toda la lástima que
fuese capaz de dar con su rostro afligido, dejando una vez más, su
herido orgullo de lado.
—Puedo
distraerte fácilmente— le susurró al oído, Jaejoong apretó
los puños cambiando de táctica.
Abrazó
a su hyung por la cintura, recargándose en el frio pecho. —Quiero
dormir, asi recuperaré energías ¿está bien? Tengo mucho sueño y
estoy asustado.
Reprimió
una pequeña sonrisa, cuando el pelirrojo besó su frente, supo
que esa noche se habia salvado. Si habia algo que habia aprendido de
su hyung, era que cuando hacia este tipo de gestos sería porque lo
dejaría en paz.
Aunque
momentáneamente sintió pena consigo mismo, hacer estas cosas para
no dormir en las calles… pero entonces recordó lo sucedido aquella
mañana, cuando el cuerpo de un muchacho no mayor que él habia sido
encontrado muerto por inanición. Un escalofrío recorrió su
espalda, abrazó con más fuerza a su hyung. Este lo
malinterpretó porque besó sus labios ligueramente.
JaeJoong
bajó la vista apenado consigo mismo, con su hyung, con su vida.
Ambos regresaron hasta donde se encontraba la motocicleta. El
mayor le puso el casco y le sonrió ligeramente. Antes de subir,
Jaejoong regresó por el libro tirado en la calle.
Al
menos podré regresarle algo, pensó JaeJoong, igualmente ese
niño rico tendría que comprender que no habia sido su intención
perder sus cosas.
Suspiró
no muy seguro de esto último, pero no debía ser tan negativo al
respecto. Lo peor que podría suceder es que tuviera que comprarle el
libro faltante ¿no?
— ¿Jae?
—Ya
voy. — JaeJoong subió, rodeando con un brazo la cintura del
pelirrojo.
Se
recargó levemente en la espalda del mayor, finalmente podía sentir
el cansancio de un día tan pesado. De un momento a otro, le
habia dado sueño y la sensación incomoda en su pecho aparecía de
nuevo. Aquella resignación y pesadumbre no se iba.
Pero
ya debería estar acostumbrado a vivir de esa forma. De reojo observó
la cabellera pelirroja de su hyung, por quién sentía algo de
afecto, pero definitivamente no le gustaba de esa forma. No le
gustaban los hombres, y para él, era lo más humillante que tenía
que soportar. El fingir esa especie de relación amorosa con
aquel chico, todo porque de esa forma tenía un lugar seguro donde
estar. Porque definitivamente regresar a la calle no era una opción.
JaeJoong, a sus diecinueve años habia experimentado lo que de
verdadera la pobreza, días sin comer, sin dormir, sin asearse
frecuentemente, esa desesperación en que los días eran
iguales, el tiempo se detenía y él nunca podría salir de esa
pesadilla.
Por
lo que absolutamente preferiría mil veces estar con EunJae hyung a
que regresar a eso.
Aferró
aquel libro con el brazo libre a su pecho, era la primera
vez que veía uno de ese tipo
Y
le daba algo de envidia. JaeJoong muy apenas sabía leer el
hangul.
Cerró
los ojos, disfrutando la brisa nocturna, tratando de no pensar
en ese momento acerca de su triste realidad.
Aunque
en motocicleta puede ser difícil, él estuvo a punto de quedarse
dormido durante el camino al departamento EunJae.
*
*
Despertó
exactamente a las cinco y media. Con un dolor de cabeza torturándole,
tomó una ducha rápida.
Shim
ChangMin bebía café con leche, abría una de esos bocatas
empaquetadas del supermercado mientras encendía la televisión. El
programa de cocina se trasmitía, mostrando deliciosos platillos
coreanos, ChangMin hizo un pequeño puchero mirando de reojo su
comida y la del programa. Suspiró, no le vendría mal algo de
ddeokbokki hecho en casa.
Tomó
dos capsulas suplementarias para la resaca. Se habia pasado
anoche, todo por culpa de Park YooChun quien le incitaba a
terminarse cada botella de soju qué pedía, alegando que no se
cumplían dieciocho años todos los días ¿para qué?
Al final de
todo el muy infeliz le habia dejado por irse con aquella ex
novia que se habia encontrado en el club. Vaya amigo que tenía.
Vistió
su chaqueta color caqui para salir, mientras consultaba la hora en el
reloj colgado en la pared, tomó su bolso del sofá donde lo habia
dejado la noche de ayer. Se sorprendió al notarlo realmente ligero,
quizas demasiado. Tomó asiento rápidamente, abriendo el
cierre.
— ¿Qué?
— susurró, incrédulo. El contenido del bolso era una camisa negra
y celeste a cuadros, un anticuado mp3, unos converse desgastados y
una billetera masculina de Hello Kitty ¿venden esta clases de
cosas?, pensó extrañado.
Cuando
cayó en cuenta de algo, sus manos quedaron paralizadas por lo que el
bolso en un golpe hueco estuvo en el suelo. Sus redondos
ojos castaños mirando a la nada.
Este
no era su bolso, si bien era de cuero negro, pero cuero de verdad. No
era una imitación como este y las correas eran más largas. Y su
llavero de papas fritas colgaba del cierre principal.
Revisó
los cierres laterales.
No.
Vacías.
No
podía ser.
Definitivamente,
estaba en grandes problemas. Era un estúpido por no haberlo
guardado correctamente en algún cajón.
Abrió
la extraña billetera, esperando encontrar alguna identificación o
dirección. Había seiscientos dólares solamente, lo que le hizo
entender que si hubiese sido un robo no hubiesen dejado
aquel dinero. Buscó en el pequeño cierre, encontró una
foto en polaroid a la mitad. Le pareció haber visto esa cara
antes, era el chico que habia estado molestándolo anoche. Así
que él se habia quedado con el bolso del irritante sujeto, tenía
que encontrarlo.
Debía
llamar a YooChun, él tenía que saberla ubicación.
Entonces
recordó que su celular también lo habia perdido, pero en la mesa
del club.
Arrojó
la estúpida e inútil imitación barata, esta chocó contra
aquella lujosa lámpara de diseñador. El caro artículo cayó al
suelo, estrellándose.
ChangMin
maldijo su suerte por lo bajo.
Recogió
el bolso, descuidadamente lo colgó en su hombro y salió dando un
portazo.
En
el mismo momento, el fuerte estruendo provocado por el golpe de la
madera, taladró su cabeza. Tuvo que recargarse levemente en la
puerta, presionando sus sienes en círculos.
Hizo
una mueca, pidiendo que las capsulas hicieran su función rápido.
Decidió
usar las escaleras, en vez del ascensor que podría hacerle
sentir aún más mareado. Tardó quince minutos en llegar al
estacionamiento, cuando finalmente visualizó su Volvo color plata
por un momento de forma paranoica pensó que sus llaves estarían
tambien en su bolso perdido. Suspiró aliviado, revisando en el
bolsillo de su liguera chaqueta. Sus llaves estaban ahí, a salvo.
Tuvo
que agradecer solo un poco a YooChun, por llegar ayer a su
departamento repentinamente y así no tener que usar su precioso
auto.
Después
de todo era el bebé de ChangMin. Su segundo amor después de
la comida. Si llegase a perderlo no sabría cómo vivir sin él.
Con
profunda devoción, el rostro ahora relajado de ChangMin le sonrió
tiernamente al hermoso color plata. Cuidadosamente cerró la puerta
al entrar al vehículo, aunque arrojó el pedazo de cuero falso al
asiento copiloto, la foto de polaroid salió accidentalmente
del bolso.
Su
sonrisa se amplió al escuchar el suave sonido del motor. El interior
del auto estaba impecable, y aquel relajante aroma a nuevo era
el favorito de ChangMin.
Su
humor iba mejorando poco a poco, así como el dolor de cabeza
desaparecía.
¿Por
qué preocuparse demasiado después de todo? Solo debía
buscar a Yoochun para saber la dirección del lugar y hablar de forma
civilizada con el muchacho que debía tener su bolso.
En
el peor de los casos, si aquel chico no le regresaba lo que era suyo,
bien, ChangMin estaba seguro que él no sería el único que estaría
en problemas.
Si
no también el infeliz que se atreviera a quedarse con aquel bolso
donde estaba su futuro. A decir verdad, ChangMin dio un poco de miedo
en aquel momento. Su sonrisa se mantenía tensa, sus ojos
enrojecieron y sus manos apretaron fuertemente el volante. Dio una
vuelta peligrosa y rápida, si no lo recuperaba entonces
no sólo él estaría definitivamente muy muerto.
También
el pálido chico pelinegro que hacia el signo de paz de aquella
fotografía lo pagaría muy caro.
.*.* **._.
¨*
*
— ¿A
dónde vas?” —preguntó EunJae soñoliento, tallando sus ojos con
el dorso de la mano
Jaejoong
estaba en la puerta del departamento, a punto de salir. Habia
puesto especial atención a su cabello, usualmente simplemente lo
peinaba un poco con sus dedos. Hoy lo habia cepillado cuidadosamente,
su pantalón corto y el jersey guindo que llevaba puestos
estaban recién lavados.
Sin
embargo, no sabía exactamente porque esa mañana habia puesto tanta
atención a su imagen cuando nunca lo hacía. El rostro de aquel
castaño apareció en su mente repentinamente. Bueno, esa no
era la razón, al menos Kim JaeJoong prefería pensar que se debía a
que iría a la parte rica de la ciudad.
—Tengo
que salir—pronunció cuando su hyung le abrazó por la espalda,
impidiéndole avanzar.
—Quédate,
hagamos otra cosa
—EunJae
hyung, por favor—Jaejoong se removió solo un poco entre el abrazo,
entrelazó sus dedos con el mayor y suavemente deshizo el
agarre. —No voy a tardar.
El
pelirrojo entrecerró los ojos, mirándolo mal. JaeJoong mordió
su labio inferior, no le gustaba para nada cuando su hyung se
molestaba aunque fuera solo un poco con él. Aquel inmenso miedo a
que lo echara a la calle reaparecía cuando veía su rostro enojado.
JaeJoong
suspiró, resignado a sacrificarse por la causa. Después de todo era
cierto, casi por dos semanas habia estado evitando a EunJae,
después de lo que habia pasado. Y es que aún no lo podía creer, su
primera vez…habia sido con un chico.
— ¿Estas
enojado?
— ¿Tú
qué crees?, ¿Qué fue eso de irte a dormir al sofá a mitad
de la noche? — preguntó con esa voz aterciopelada. —Y ahora
simplemente te ibas sin decirme nada.
—No
te enojes, por favor. —JaeJoong respiró profundamente, tomó la
mano del mayor. EunJae hizo ademan de soltarse pero cuando los
labios del pelinegro besaron los suyos, desistió inclinándose para
profundizar el beso.
JaeJoong
tuvo que soportarlo por casi un minuto hasta que EunJae sujetó
su cintura fuertemente, atrayéndolo al interior.
Tomó
ambas mejillas del pelirrojo para alejarse, fingió una sonrisa
apenada.
—No
quiero que te enojes conmigo, hyung—le dijo algo que por lo menos
era cierto.
—Humm…—
EunJae sonrió de medio lado, enternecido. Besó la mejilla del
menor. —Tienes una hora.
JaeJoong
rehuyó a esa mirada, resistiendo las ganas de limpiar su boca. Él
no podía negar que EunJae era un joven de veinticinco años
realmente apuesto pero él problema es que a JaeJoong no le
gustaba de esa forma.
Tomó
la deshilachada mochila de tela colgándola en su hombro.
—Hasta
luego
A
sí mismo, giró sobre sus talones mordiendo su labio. Sentía
culpabilidad, cariño incomodidad por EunJae.
Caminó
calle arriba hasta tomar el autobús.
Se
sentó muy atrás de este y sacó el libro que regresaría.
Pasó
sus dedos por aquel nombre.
—Shim
ChangMin. —Susurró.
Los grandes
ojos color chocolate que había visto tan de cerca la noche
anterior vinieron a su mente. Se sonrojo al recordar la calidez que
sintió de aquel cuerpo. Negó con la cabeza aturdida por sus
pensamientos, guardo el libro rápidamente en la mochila.
Tuvo
que tomar dos camiones, tardando más de media hora en llegar a
la zona céntrica de Seúl.
Habia
venido aquí hace tres años si normal recordaba. JaeJoong
admiraba los grandes y lujosos edificios, las personas
caminaban rápidamente, las calles estaban realmente limpias.
Todo era tan diferente al lugar donde JaeJoong habia vivido siempre,
sin embargo se prometió que algún día caminaría por
las avenidas abarrotadas de gente disfrutando del hermoso paisaje de
urbanización sin ninguna de las preocupaciones que tenía ahora.
Recargó
su cabeza en la ventana, reprimiendo un suspiro. A veces
no se entendía a sí mismo, días simplemente quería mantenerse
como estaba justo ahora, engañando a EunJae con sentimientos
falsos, trabajar para sobrevivir, solo eso. Otras veces quería
huir de todo, superarse, aspirar a algo más que recibir una
buena propina, dejar de depender de su hyung.
Tomó
la mochila, bajando del vehículo. Según las indicaciones
que le habían dado cuando subió al segundo camión, estaba en
Handong. La zona comercial, donde se supone la universidad
estaría.
Caminó
un par de cuadras, distrayéndose un par de veces en las
vitrinas de los locales, viendo las cosas quejamos podría
comprar. De un momento a otro, se veían más jóvenes
que adultos caminando por la alameda. Levantó la vista, a lo
lejos.
Visualizó
un enorme edificio un tanto moderno. El Tecnológico de
Seúl.
Por
un momento pensó que no lo dejarían entrar, que le pedirían alguna
identificación, pero tantos jóvenes entraban y salían por lo
que se entremezcló en un pequeño grupo. Seis iban
metidos en su plática, pero uno de ellos no. Casualmente fue con
quien JaeJoong chocó por estar mirando a otro lado vigilando a
los guardias mientras caminaba.
—Ups,
lo siento. — Susurró bajito, tratando de pasar desapercibido para
finalmente poder alejarse del campo visual de los vigilantes.
— ¿Intentado
entrar a una institución privada? Tsk. —YooChun negó con la
cabeza, chasqueando la lengua con diversión.
—E-e-h…
no es cierto. Puedo entrar aquí si quiero.
JaeJoong
se adelantó como si no lo hubiese escuchando pero el otro chico lo
alcanzó rápidamente.
— ¿De
verdad, JaeJoong? — Alzó una ceja, sonriendo.
— ¿Cómo
sabes mi nombre? — JaeJoong volteó a ambos lados. ¿De verdad no
encajaba ahí? ¿Se veía tan pobre que era imposible entrar aquí?
¿Y por qué ese chico se sabía su nombre?
—Nunca
olvido un rostro y menos uno cómo el tuyo. Hablamos un segundo
ayer, en el club, bien en realidad te pedí unas bebidas. Tú
uniforme tenía tu nombre. Además no dejabas de ver a mi amigo
¿eh? Incluso mi ex lo notó — YooChun palmeó la espalda
de JaeJoong. —Pero no puedes acosarlo así, si no lo conoces mucho
¿Verdad?
— ¡No
lo estoy acosando! — gritó en un susurró, intentando no llamar la
atención. Se alejó del chico que vestía ropa costosa
—Oh,
sí, sí seguro —rió, guiñándole un ojo de forma cómplice.
—Es
en serio —JaeJoong rebuscó en su mochila. Sacando el libro de
ChangMin —Esto es de tu amigo, él se quedó con mi
bolso, así que vine a que me lo devolviera.
— Oh
my god! ¿Ustedes
durmieron juntos? — YooChun cubrió su boca, divertido. Bien que
ChangMin habia disfrutado su cumpleaños. Y él que se había sentido
tan solo un poco mal por haberlo abandonado en el club sin
avisarle.
— ¡Que!
¿Cómo se te ocurre eso? —preguntó JaeJoong escandalizado.
—Oh,
vamos…se quedaron con las cosas del otro…
El
pelinegro le interrumpió. —Como sea. Necesito hablar con él.
¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
—No
tenemos la misma clase pero puedo llevarte hasta él. Siempre
llega a la misma hora con el amor de su vida — YooChun le sonrió
amablemente, por un solo un rápido instante JaeJoong creyó
que era una buena persona. —Haré todo lo que me pidas. ¡Oh! ¡Mi
ChangMini ya no es virgen! ¡Gracias, JaeJoong!
Reitero,
por un efímero instante.
*
*
*¨:.
ChangMin
estacionó su preciado volvo con mucho orgullo. Caminó
por el estacionamiento para estudiantes con una momentánea sonrisa,
su volvo era el mejor auto de todo el lugar.
Hasta
que dicha sonrisa desapareció cuando visualizó a su mejor
amigo YooChun sonriendo divertido, justo como cuando tenía
algo mente.
Suspiró.
No
estaba para esas cosas hoy. Esa clase de expresión siempre aparecía
cuando YooChun arreglaba una cita con alguna chica para él.
Pensó
en ignorarlo por esta vez, cuando recordó que tenía que saber la
dirección del club. ¿Cómo pudo haberlo olvidado? ¡El cheque
de la cuarta parte de su herencia estaba ahí!
Tristemente,
su herencia estaba dividida en cuatro partes; diez millones,
veinte, veinte y otros diez. Le habían entregado el primer
cheque anual con el cual ChangMin podría pasar el dinero de la
cuenta de su padre a la suya. Pasaría otro año para que volvieran a
darle otro. Hasta cumplir veinte años recibiría toda la
exorbitante cantidad de sesenta millones de dólares. Por
mientras recibiría un cheque por año hasta alcanzar
determinada edad. Todo un fastidio.
Lo
peor de todo es que debía buscar al muchacho para recuperar el
cheque. Solo una vez se le era entregado, además el abogado de su
padre vivía en América, sería casi imposible poder ponerse en
contacto con él para pedirle otro de los de los tres cheques
restantes que le habia echo su padre. Esos cheques no podían
repetirse pues tenían la firma del señor Shim, él y su hermana,
quien no veía desde los cinco años, eran los únicos
herederos. Solo con esos cheques podía pedir el dinero de la cuenta
de su padre en el banco.
Se
detuvo en seco. ¿Entonces no podría cobrar nunca el
dinero del primer cheque? ¿O tendría esperar hasta el año
siguiente a que el abogado regresará a Corea para hablarle del
incidente? ¿Qué haría sin dinero por todo un año?
Era
un hecho que él no estaba dispuesto dejar aquellos diez
millones sin cobrar nunca. El abogado debía tener una
alternativa para… no… No era momento de alarmarse por algo como
eso.
Él
recuperaría ese pedacito de papel demasiado valioso, tenía que
hacerlo. Era de vida o muerte.
Repentinamente
una mano en su hombro lo sobresaltó.
— ¡ChangMin-ah!
¡Estaba llamándote!
—YooChun,
necesito que me lleves a ese club de nuevo, por favor. — ChangMin
pidió con determinación.
Al
ver esto, YooChun rió en carcajadas.
—Ahh
que lindos son ustedes. — Murmuró con ternura después, negando
con la cabeza, sacudió los cabellos de ChangMin como si fuese un
perrito.
— ¿De
qué estás hablando? — el castaño le miró como si se hubiese
vuelto loco, bueno, aún más loco.
— ¿Es
amor a primera vista, verdad? —YooChun le sonrió orgulloso.
—Creces tan rápido, aún recuerdo cuando te enamoraste de mi
pastel de cumpleaños a los seis años y decías que no querías
que lo mataran— y volvió a reír, pero esta vez abrazando a
ChangMin.
—Estas…Drogado—
siseó, zafándose rápidamente de los brazos de quien
comenzaba a tenerle miedo.
—No,
no,hoy no— YooChun ignoró el gesto de ChangMin, rodeó con un brazo los
hombros del menor, conduciéndolo hacia el edificio más cercano,
hasta las bancas del pequeño jardín frente a este.
ChangMin
le miraba desconfiado, hasta que volteó al frente.
— ¡Joongie!
— llamó.
ChangMin
visualizó a un muchacho pelinegro, algo fuera de lugar indeciso
entre sentarse o mantenerse de pie.
Era
el chico de ayer.
Soltándose
del brazo del mayor, corrió hacia él.
YooChun
vio aquello enternecido, como lo más romántico que habia
visto. ChangMin corriendo hacia su amado quien estaba debajo de un
árbol de cerezos.
—Ahh,
el amor…Soy todo un Cupido —levemente dio un toquecito a su
quijada con el puño cerrado, felicitándose, segundos después
fue a su clase, dejándolo a los dos enamorados tiempo para ellos
solos.
Tantos
años habia estado esperando a que ese pequeño ChangMini
tuviera una novia, incluso si fuese un chico también
estaba perfecto.
*
*
— ¿Y
bien? — preguntó ChangMin, algo molesto.
— ¿Shim
Chang...?
—Sí
y no me interesa— le interrumpió antes de que JaeJoong
dijese su nombre. — ¿Lo tienes?
JaeJoong
desvió la mirada. Los ojos de ChangMin, esos grandes ojos le ponían
nervioso si de por sí la situación era preocupante. El castaño de
verdad parecía desesperado por tener sus cosas de vuelta.
“Tranquilo,
JaeJoong, lo valioso en ese bolso eran los libros.” Tragó
saliva. “Él
debe entender. ¿Verdad…?”
Sacó
el libro de su mochila. Entregándoselo al más alto quien lo observó
interrogante.
— ¿Y
el bolso? — JaeJoong sintió un escalofrío. ChangMin no
estaba ni un poquito interesado en el libro, él quería el bolso que
le habían robado.
— ¿Qué
habia en él? — preguntó. Se alejó un poco, cuando después de
preguntar ChangMin se acercó amenazante a él.
— ¿Dónde
está?
—Escucha,
yo…—piensa
rápido, Kim JaeJoong. —
¿Dónde está el mío?
—Está
en mi auto, sígueme. — JaeJoong asintió. Caminando detrás
de ChangMin, mientras veía la espalda de aquel alto muchacho sintió
miedo. ¿Y si habia algo más ahí? ¿Y si él bolso era uno de esos
que valía una fortuna como a los ricos les gustaba comprar?
¿Cómo le pagaría eso? No creía que alcanzaran sus seiscientos
dólares.
Su
pulso se aceleró. Dio media vuelta, alejándose del castaño
caminando rápidamente, cerró los ojos comenzando acorrer como loco.
No pasaron más de treinta segundos cuando un enojado ChangMin tomó
por el brazo de regreso, casi arrastrándolo hacia un coche plateado.
— ¡Más
te vale no huir, solo yo puede cobrar ese cheque! — siseó,
abriendo la puerta de su volvo, tomó el bolso de JaeJoong y se lo
dio bruscamente.
—Dame
el mío — JaeJoong apretó lo entre sus brazos, sintiendo su
ropa dentro. ¿Cheque? ¿En el bolso?
— ¿Qué
estas esperando? ¿No lo tienes aquí? Vamos, no tengo tiempo—
apremió el menor.
Dio
un paso hacia atrás. — ¿Un cheque? ¿De cuánto era? — Tal
vez pueda pagárselo poco a poco…
—Mucho
dinero. — Respondió con sospecha, temiendo lo peor. — ¿Por qué
lo preguntas? ¿Lo tienes, o no?
—No
— suspiró JaeJoong con los ojos cerrados, resignado.
ChangMin
lo tomó del cuello de la camisa. — ¿Qué? ¡¿QUÉ?!
—Le sacudió fuertemente. — ¿¡Estas bromeando, verdad? ¡Tienes
que estar bromeando!
— ¡Me
lo robaron! — JaeJoong como pudo quitó las duras manos de su
cuello. — ¡No fue mi culpa, tú me dejaste solo y te fuiste en el
taxi que pedí para MÍ!
ChangMin
le miraba con los ojos totalmente abiertos. —Vamos, dí que no es
cierto— susurró.
El
pelinegro le miró preocupado de que pudiese estar en shock, un
ataque de nervios. —Te lo pagaré ¿está bien?
—En
tu vida — murmuró lentamente. —Diez millones.
¿Puedes pagarme diez millones, verdad? ChangMin rió histéricamente,
asintiendo.
— ¿D-De
wons? — Un mareo. Estaba a punto de desmayarse.
—Dólares.
—Susurró ChangMin mirando a lanada.
A
Jaejoong le temblaron las rodillas.
Pensó
fugazmente, en que no habia desayunado antes de que todo se
volviera negro.
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