Capítulo 12 |1
Cuando no estaba viendo el chef principal, Jaejoong tuvo que sacar el
celular que Changmin le habia comprado, y obligado a usar, del bolsillo de su
delantal de mesero. Disimuladamente caminó fuera de la cocina hasta los baños
donde al fin pudo contestar al tercer
timbre.
Tercer timbre porque
Changmin no dejaba de llamarle.
— Hey.
— Changmin…. ¿Qué
sucede?— Pensaba que era algo urgente a razón
de la insistencia del menor en marcar. — ¿Por qué llamas tanto?
Y también Jaejoong
estaba un tanto temeroso. Junsu le habia
dicho apenas ayer que habia visto a Eunjae por los alrededor del sector donde
se encontraba el hotel. El tan tolo pensar si
Changmin se llegase a encontrar con Eunjae, lo menos grave fuera una
pelea como la anterior.
— Estoy bien.— Se escuchó la otra voz. — ¿Sabías que tenemos que pedir permisos para salir cuanto estamos
activos? Debemos descansar y eso. Estoy
muy aburrido.
— No, no lo sabía. ¿Debería
hacer algo al respecto?
— Deberías…
— Debería….— Jae sonrío mientras se recargaba en una de las paredes del mármol — Pero no puedo.
Estoy trabajando…
— ¿Para sobrevivir?— se burló Changmin. — ¡Ja! Yo ya no tengo que
hacer eso.
— Pues qué bien.
Diviértete un poco con tus millones, yo necesito pagar algunas cosas.— Jae se imaginó golpeando el hombro de
Changmin. No lo había visto desde hace
tres días y después de pasar casi dos semanas día y noche junto al castaño, lo extrañaba.
— No-me-de-jan-sa-lir,
a mí, hasta mañana. No quieren que me vuelva a escapar hasta nuestra presentación — Resumió. — Joder ¿vas a venir o no?
— No lo sé.— No bromeaba.— Haré el intento— prometió, puso los ojos en blanco cuando
sarcásticamente Changmin emitió un ¡yay!
— Entra con la llave
que te dí.— Ordenó. — Y trae los
suministros.—
Jaejoong hizo una lista
mental de comida chatarra, películas y gaseosas para llevarle.
— Vale. Tengo que irme.
Me están buscando— Colgó . Junsu justo
en ese momento entraba al baño de hombres mientras se acomodaba la corbata.
Acababa de cambiarse para comenzar con su turno.
Ya que lo habia tenido
que intercambiar con otro chico para poder ir a las prácticas de un grupo de
amigos que aspiraban a ser cantantes también,
pues las audiciones eran en una
semana.
Un problema para
Jaejoong porque o tenía que esperarlo o tenía que regresar solo al departamento
de noche, pero aún así lo hacía con gusto.
Junsu se habia convertido en un buen amigo.
Era demasiado divertido
molestarle y jugar con él como si fuera un hermano pequeño y le ayudaría a todo
lo que estuviese a su alcance para que pudiese pasar esas audiciones y
estuviera más cerca de cumplir sus
sueños.
Aunque tuviera que
cocinar más comida y soportar a esos adolescentes cantando y
bailando por todo su diminuto y limpio departamento.
— ¿Vas a salir ya,
hyung?— Le preguntó con una sonrisa
viéndose en el espejo. Lavó sus manos y
peino su cabello un poco ahora castaño. Lucía agitado como si hubiese llegado
corriendo.
— Me falta una hora.— Reacomodó
su delantal para después ayudar a Junsu a amarrar el suyo. — ¿Quieres
que te espere?
— Preferiría que te
fueras ya, antes de que anocheciera.— Le
sugirió.— Voy a irme con unos amigos a
casa.—
— Oh, no— dramatizó. — ¡Junsu! ¡No me hagas esto!
— ¡Por favor, hyung!
¡Solo por esta noche!— suplicó.
— ¿Cuántos?— preguntó refiriéndose al número de personas
que invadirían su hogar esta vez.
— S-seis.— Se mostró apenado esta vez. — ¿Está bien,
cierto?”
— Ah, los jóvenes de
hoy….— Suspiró con resignación.
— ¿Eso es un sí?”
— Está bien, pero no
ensucien nada esta vez o los echaré de mi casa.
— No te preocupes,
mamá.— Jaejoong le dio una liguera nalgada antes de
salir del baño. — ¡yah, hyung!
— No te metas en
terreno peligroso, Junsu.
El castaño con las
mejillas arreboladas se agachó para cambiarse
los tenis por los zapatos negros.
El día fue largo.
Jaejoong dio un gran suspiro antes de echarse la mochila al hombro.
— Hasta el lunes— Se despidió del que ahora se habia echo su
amigo, el chico del ballet parking qué correspondió con un asentimiento de
cabeza y una sonrisa.
Cruzó la calle y vio que aún no anochecía. El cielo se teñía
de tonos naranjas a morados.
Le llevaría acerca de
quince minutos en llegar a casa si tomaba un taxi y casi media hora caminando. Al consultar su reloj marcando las siete en
punto decidió que sería mejor usar el dinero que sería para un taxi y mejor
detenerse en alguna tienda a comprar comida extra.
Se decidió por verduras
como brocoli, zanahorias y espinacas más
esos empaques de ramen instantáneo, porque iría a la casa de Changmin
y no le alcanzaba el tiempo a
cocinarles algo a los amigos de Junsu. Y casi lo olvidaba, los suministros de
su…
Su…. Bueno, de Changmin.
Pagó con algo del
dinero que tenía Junsu y él para la semana. Recogió las bolsas y salió del
local.
Al parecer habia
calculado mal el tiempo. Estaba totalmente oscuro entre las calles, excepto por
las aceras donde las luces alumbraban ligueramente.
Rápidamente se sintió
algo nervioso. No era que tuviera miedo realmente… habia vivido solo con el
pelirrojo por muchísimo tiempo y sabía que hacer en caso de que este se pusiera
demasiado violento. Sin embargo, aún así haría todo lo posible por no encontrárselo, bajo ninguna circunstancia
estaba dispuesto a regresar a esos métodos que se veía obligado a utilizar para
calmarlo.
Caminó un par de
cuadras más con las bolsas quizas un poco pesadas ya para sus entumecidos
dedos. Las cambió algunas veces entre cada mano cuando se cansaba.
Llegó a su departamento.
Saludó al vigilante y subió apresuradamente las escaleras.
Guardó todo en la alacena.
Tuvo que tomar una ducha y se puso la
sudadera amarilla qué Changmin le
habia comprado en Paris con unos pantalones de mezclilla de Junsu.
Silbando cierta melodía
que llevaba en la cabeza desde la mañana abrió la puerta del departamento para salir
con las cosas que habia comprado para
Changmin en un bolso colgando de su hombro.
Al levantar la mirada
se encontró con él. La imponente pero
figura delgada de uno ochenta y cinco de Jung Eunjae. Su chaqueta de cuero conservaba
el olor a cigarrillo que Jaejoong recordaba muy bien.
Estaba más pálido de lo
normal pero aún conservaba esa sonrisa petulante y ese porte agresivo y
elegante a la vez.
Lo tomó de la mano y lo
acercó con fuerza a él, sujetándole la nuca con la otra enterró la cabeza de
Jaejoong en su pecho.
— Podemos hacerlas
cosas fáciles o difíciles. — Le susurró
al oído mientras le empujaba, haciendo que ambos entraran al interior del departamento
----------
Changmin tuvo que
atender la llamada de Yoochun aunque realmente no quisiera hacerlo porque estaba
ocupado en su propio estudio de grabación en casa. Ahora regresaba a sentarse a
la silla de cuero con el enorme teclado listo para él
Puesto que no había dormido bien ayer, tenía unas pequeñas ojeras justo más arriba de sus pómulos. Sentía
que podría escribir canciones para un
álbum completo justo ahora. Podría ser a
causa de posiblemente dos razones. Uno, estaba aburrido muy aburrido, se había olvidado de pagar el internet y con ello el cable, ya había terminado de armar
su nave de star wars a escala y los mangas que habia comprado. Así era, todo lo había terminado en un día y medio.
El otro factor era que
no era menos importante, era Jaejoong y la forma en que comenzaban a pasar
juntos y a llamarse naturalmente por teléfono, y bueno…esas cosas que eran
demasiado, demasiado parecidas a los
sentimientos de los protagonistas de los dramas rosas de Yoochun.
A pesar de todo,
Changmin sabía expresarlos bien a travez de la música. Sólo llevaba una canción
terminada, pero se esforzaba por que quedara perfecta. Los agudos y los graves,
las notas partidarias, cuando debían baja la intensidad del instrumental y
pasar a un rock bajo y suave para dejar
que la voz se luciera en la parte más importante de la letra. Algo curioso era
que mientras repasaba los ajustes que debería hacerle los títulos y extractos de las letras de
otras llegaban llegaba a su mente, así que tenía que pausar, tomar otras hojas
en blanco y anotar las nuevas ideas para otras canciones. En conjunto llevaba
más de diez sin terminar y una en los
últimos detalles
Todo exactamente
después de llamar a Jaejoong por teléfono diariamente. Qué no se extrañara si
lo hacía a menudo, pero no podía explicarle que sus motivos eran estrictamente
inspiratorios y no para acosarlo.Pero claro, precisamente era más vergonzoso
hacerle saber que solo después de escuchar su voz la inspiración llegaba a él…
Hablando de Jaejoong.
Habían quedado de verse a las ocho y claramente su reloj marcaba las ocho diez.
Se levantó, casi
tropezaba con la silla giratoria y se
dirigió a la cocina, se estiro un poco pues llevaba casi dos horas sentado sin
parar de escribir y teclear en la computadora.
Sintió que su espalda
se tronaba cuando se inclinó un poco para ver que habia en el refrigerador.
Un gran empaque de
chocolates con bolsa re-sellable, cuatro botellas de soju, un pedazo de pastel
de fresas, el kimchi en el contenedor de dudoso estado en descomposición y un
litro de crema batida.
No habia estado muy al
pendiente de su cocina desde que habían llegado
de Paris, puesto que apenas se
habia dejado caer rendido en la cama de su habitación, su manager le habia llamada diciéndole que tenía que regresar a las practicas
inmediatamente y qué tenía que grabar
dos programas que llevaban atrasando desde la semana pasada, por supuesto no
sin antes de colgar, le regañó duramente hablándole de la responsabilidad en la
juventud.
Gracias al cielo Hyunjae no se habia enterado que no habia ido
solo a Paris. Si de por sí era muy difícil controlar los rumores y los
escándalos que aún perduraban a causa de aquel video, le daría un ataque de
nervios a ese pobre hombre mayor si se enteraba que el artista para quien
trabajaba mantenía una relación con alguien de su mismo sexo.
Se escandalizaría, mucho peor que aquella vez cuando se encontró a Jae
sin pantalones, y probablemente le diría a la empresa,Changmin incluso
podría ser despedido.
Por supuesto, se
tomaban el fanservice y todas esas actitudes de skinship como un método para
vender, solo marketing, pero sí las cosas se volvían reales ya no era nada gracioso
para ellos. Llegarían a tomar medidas drásticas, así de dura era la empresa
para la que trabajaba.
Ante este pensamiento
Changmin se encogió de hombros.
El podría hacer su propia empresa ahora, si tan solo tuviera los conocimientos adecuados al tema, podría hacer una mejor. A decir verdad, la idea no era tan descabellada. El mismo podría ser el CEO de ella y finalmente no tendría porque seguir las reglas que se le eran inculcadas en el mundo del espectáculo como era el no tener pareja, pesar determinados kilogramos si tenías cierta altura como un escrito requisito, tener al menos dos habilidades fuera de la actuación y el canto que atrajeran a más fans.
Los artistas –si podrían ser llamados así- podrían escoger y participar libremente en la música que interpretarían, lo cual muchas veces era negado excusando que una canción echa por muchas personas analizando el mercado de la música era mejor que simplemente crearla a partir de los sentimientos.
El podría hacer su propia empresa ahora, si tan solo tuviera los conocimientos adecuados al tema, podría hacer una mejor. A decir verdad, la idea no era tan descabellada. El mismo podría ser el CEO de ella y finalmente no tendría porque seguir las reglas que se le eran inculcadas en el mundo del espectáculo como era el no tener pareja, pesar determinados kilogramos si tenías cierta altura como un escrito requisito, tener al menos dos habilidades fuera de la actuación y el canto que atrajeran a más fans.
Los artistas –si podrían ser llamados así- podrían escoger y participar libremente en la música que interpretarían, lo cual muchas veces era negado excusando que una canción echa por muchas personas analizando el mercado de la música era mejor que simplemente crearla a partir de los sentimientos.
Llegaría a ser todo
más…real.
Pero esto se quedaría en una simple fantasía por
mientras, al menos hasta que Changmin se hiciera mayor y fuera capaz de reunir
las capacidades y el valor necesario para pasar de las ideas a la acción.
Terminó el ultimo
diminuto chocolate de la bolsa mientras estaba sentado en la mesa de la cocina,
recargando su mejilla en su mano con el codo apoyado en la superficie del azulejo,
pensando seriamente en toda esta especie de epifanía.
Tal vez hasta habia encontrado lo que realmente quería hacer
con su herencia.
Hizo bolita la bolsa de
plástico y la lanzó al cesto de basura a unos metros de él. Se puso de pie para recogerla, pues no habia
caído en el centro y ahora estaba en el suelo. Las letras en hangul en negro
metálico.
Repentinamente el
cuarto de grabación le pareció muy lejano por lo que caminó hasta su habitación
y se dejó caer en la cama.
Se deslizó debajo de
las sabanas, alcanzó a poner su antebrazo sobre la cabeza para tapar sus
ojos. Tomaría una siesta. Jaejoong tenía la llave de su casa, seguramente
entraría y los despertaría. Dio media vuelta hasta estar de costado, cerrando
sus ojos.
En sus sueños había un
gran concierto al aire libre, nevaba, el recinto estaba totalmente lleno, las
luces de la estructura se movían de un lado a otro alumbrando los rostros de
las personas que frenéticas agitaban los
brazos, coreaban y gritaban el nombre
del grupo.
Changmin llevaba el
micrófono en la mano. Vestía un elegante
y ajustado traje blanco. Esperaba la señal para que pudiese subir al
escenario para su presentación en
solitario.
Cuando cruzó la puerta, había un gran abismo que separaba la
escalinata del escenario, el cual no alcanzó a evitar cayendo hasta la más
profunda oscuridad y lo último que vio fue el rostro inexpresivo de Jaejoong
que lo observaba de pie en la orilla,
Cuando abrió los ojos ya
era de mañana. Temblaba de frío pues había olvidado sacar las frazadas. Los débiles rayos del sol ni siquiera eran
capaces de iluminar la habitación. Revisó su ipod tirado en el suelo a un lado
de la cama. Las ocho en punto.
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Hizo lo posible por defenderse.
Lanzó furiosos golpes con las manos
echas un puño y dio patadas con todas sus fuerzas. Había gritado maldiciones,
qué lo mataría si lo hacía, que esta vez no por favor, había suplicado y llorado
de frustración. Hasta que finalmente cansado, sus intentos fueron cada vez más
débiles y desistió.
Y llegó a lo que no
deseaba, a tener que cerrar los ojos como aquella vez, intentando no sentir
nada mientras que hacia lo que quería con él y se lo llevaba.
Debió haber tenido más
cuidado, había dejado el departamento abierto.
Jaejoong tenía el labio
hinchado, una pequeña cortadura escuece en la comisura. Esta era su antigua
cama de grandes soportes con tubos pintados de blanco y ahora estaba atado a
ella literalmente, de la muñeca derecha. Las sabanas blancas que recién habia
puesto aquella mañana en que fue en busca de Changmin para regresarle su bolso
aún estaban ahí, demasiado blancas.
El recuerdo del castaño
hizo que su respiración se torne rápida. Tenía que salir de aquí. Nunca antes
le había pegado. Algo no iba bien, Eunjae no era el mismo de antes. Lo había sometido violentamente.
Se obligó a
tranquilizarse, el nudo que amarraba a su extremidad era una simple cuerda, por
lo que comenzó a tratar de deshacerlo para quedar libre.
Con movimientos fuertes
y largos, aunque rozaba la piel hasta el punto de lastimarse, pudo zafarse con éxito. Sobó la
piel afectada e intento ponerse de pie pero tuvo que apoyarse después en la
superficie de la mesa continua a la cama a causa de un repentino mareo.
Probablemente Eunjae le
habia dado algo para que no pudiera defenderse al despertar.
Incluso algo
desorientado, logró llegar hasta la puerta de la habitación. Reprimió un suspiro
de alivio cuando se dio cuenta de que estaba abierta. Al parecer Eunjae o no
estaba en casa o estaba dormido.
Gracias a que lleva los
pies descalzos logra atravesar silenciosamente el primer pasillo, camina con
cuidado de no tocar nada que pudiese hacer ruido.
Decidió no buscar
ninguna de sus pertenencias y se dirigió finalmente a la salida antes de que
pueda ser descubierto. Pero justo antes de hacerlo alguien le tomó del
antebrazo con fuerza.
— Espera un segundo. — Eunjae le mostró una media sonrisa — Tenemos
que hablar de algunas cosas importantes.
Lo forzó hasta sentarse
en el sillón. Muy cerca de él. Esto se tornaba peligroso. — Regresas conmigo y Choikang Changmin va a estar bien.
Sin embargo, Jaejoong
sabía que aunque Eunjae tenía contactos con personas peligrosas que podrían ayudarle,
si Changmin poseía guardaespaldas y protección no creyó que pudiese hacerle
algo, no hasta que el rostro confiado y
perfecto de Eunjae le miró con
determinación.
Eunjae le diría la verdad a Changmin, lo
que había pasado entre ellos, todo lo que Jaejoong había tenido que hacer durante esos años y luego le haría daño, con eso estaba amenazándolo.