Capítulo 4
Mine.
No puedo dejarlo aquí así que lo llevo en brazos hasta la habitación de Yunho.
Aquel olor a vainilla que desprende su cabello y su cuello me traen tantos recuerdos. Muerdo mi labio inferior sintiendo una extraña sensación cálida, muy cálida que nace desde mi vientre hasta mi nuca.
Él se remueve en la cama. Está cansado. Se despertó muy temprano en la mañana, como a las cuatro am. Hizo algunos deberes y después de desearme un buen día (yo no respondí porque me hice el dormido) salió apurado del apartamento. Y ahora se quedó despierto hasta casi la una de la madrugada. No me extraña que no se haya despertado mientras lo cargaba.
-Eres tan...- me sonrojo. - Insufrible.
Siento algo parecido a la ternura mientras veo su rostro impasible y esas cejas perfectas hacia abajo, las pestañas negras sobre los sus mejillas.
Se ve exactamente igual a cuando se quedaba a dormir en mi casa con sus labios algo hinchados (nunca supe porque) apretados, abrazando mi almohada con fuerza y euna expresión tranquila.
Se ve exactamente igual a cuando se quedaba a dormir en mi casa con sus labios algo hinchados (nunca supe porque) apretados, abrazando mi almohada con fuerza y euna expresión tranquila.
Levanto mi cabeza cuando me doy cuenta de que ya estaba inclinado muy cerca de él. Me arden los ojos sin embargo quiero pensar que es a causa del cansancio, no del dolor de cierta parte que bombea sangre rápidamente.
¿Cómo voy a sobrevivir a ti? Casi muero la ultima vez, Jaejoong.
Voy a conseguir otro empleo y alquilaré un lugar por algún tiempo. Es lo mejor. Creía que no había más de ti en mí, que lo había olvidado absolutamente todo. Pero no es así. Algo está ahí, aun esta esa atracción a tu cuerpo, mis sentimientos no murieron, solo quedaron en algún estado de sopor para auto conservación.
Como si me hubiera congelado para evitar el dolor y tú, maldita sea, vuelves para derretirme.
Le quito las botas y lo cubro con la manta, el hace lo mismo; abraza la almohada más cercana entre sueños. Una débil sonrisa se forma en mi boca antes de apagar las luces e irme.
Mientras finalmente soy capaz de cerrar los ojos para dormir, me doy cuenta de que no vi películas de miedo o leí algún libro para soñar algo seguro e indoloro.
Pero ahora que el agujero se había abierto, no se llenaría tan fácilmente con esas cosas. Olvido limpiar las lágrimas que caen, simplemente me quedo mirando al techo.
Y perdiendo la conciencia pienso en que debería estar bien si me permito estar con él en mis sueños aunque sea solo por esta vez.
:-:
Cuando despierto puedo escuchar el ruido de la televisión y hay un dulce olor. Debe ser sábado porque son las ocho de la mañana. Camino hasta la cocina con un nudo en la garganta, a continuación la escena me resulta perturbadoramente familiar. Tanto, como si no hubiese pasado el tiempo.
Él lleva una sudadera celeste y unos shorts índigo mientras le da vuelta a los hot cakes con la espátula.
Sirve dos en cada plato.
-Buenos días.- le digo recargado en el marco de la puerta mirando mis pies descalzos
-Hola.- susurra. -¿Aun te gustan los hotcakes con naranjada?
Incluso aun amanece con la voz suave y rasposa.
Todavía lo recuerda. Quiero salir corriendo pero aun cojeo un poco así que tendré que soportar esto.
Nos sentamos los dos frente a frente en la barra.
Café negro para él, como lo supuse. Mientras mermelada de fresa más cajeta y miel para mí, exactamente como los prefiero.
Joder, quiero escapar.
No puedo. Me duele la cabeza, estoy cojeando y el se ve tan cálido y familiar.
¿Qué esperas lograr actuando así de amable conmigo, Jaejoong?
Quiero descubrirlo, pero temo que si abro boca, van a salir preguntas cuyas respuestas temo, así que no hablo.
-Gracias. Pero voy tarde así que... me los llevaré.- me pongo de pie recogiendo el plato.
El sonríe tristemente mientras alza la mirada:- Pero es sábado.
Debo tener una expresión tensa, aprieto mi quijada y vuelvo a sentarme. La sudadera le cae por lado, descubriendo parte del hombro derecho y esta esa marca de nacimiento perfectamente visible por lo que tengo que controlar mi respiración.
-No voy a obligarte.- me dice mientras toma el cuchillo para comenzar a partirlos en cuatro. Oh, incluso eso no cambia y yo soy tan estúpido como para recordar cada movimiento que hace de memoria y sufrir por ello.- Puedes irte si quieres a...donde sea. ¿...pero tan malo es estar conmigo?- su voz se quiebra más, pero sus ojos son duros, impenetrables.
Su rostro se torna serio y su mirada se enfoca en mis labios, como si estuviera desesperada por saber cada palabra que usaré para responder.
Me levanto. ¿Qué debo hacer?
No lo mires, Changmin. Que va a dominarte y terminarás sentándose con él, tomando como tuya cada respiración, movimiento, expresión que hace.
Pero te pertenece ese maldito confort. Es parte de tu memoria.
Pero te pertenece ese maldito confort. Es parte de tu memoria.
Es mío. No de Yunho. No de esa persona que murió, no de quienes han estado después.
Porque aun me duele, aun me hace perder la compostura, aun me enternece.
Aun lo amo.
Abro los ojos (tanto literal como metafóricamente) y me vuelvo a sentar con lentitud. El me mira aun inexpresivo con el tenedor en la boca. Sus labios están rojos porque solo come los hotcakes con mermelada.
Es como si el corazón (ayer comprobé que aun tenia) se hubiera partido en dos y cada pedazo estuviese en mis sienes, latiendo fuertemente.
Soy un pobre infeliz que aun lo ama a pesar de todo.
:-:
Siento la suavidad del edredón bajo la palma de mi mano y en mi acalorada mejilla, inventé un juego en donde aspiro y soplo con la boca para remover las hojas del libro que horas antes había intentado leer.
Me siento nervioso pero no tengo ganas de hacer nada. Puedo escuchar los pasos de Jaejoong caminar de un lado a otro. Cuento la frecuencia de sus pisadas junto al sonido fuerte o suave que provoca al darlas contra el piso de madera. Creo que está haciendo una maqueta en la sala, como un proyecto o algo.
Después del increíblemente incomodo silencio en el desayuno (en el pasado siempre hablábamos o discutíamos por cualquier cosa, lo que sea, era divertido), cada quien tomo sus platos y esperó su turno para lavarlos.
-Tengo cosas que decirte.- había pronunciado lentamente, como si intentará hacerme saber de qué iba en serio.
-Lo sé.- le contesté entre dientes antes de encerrarme en mi habitación.
Y ahora no tengo el valor de salir de aquí para enfrentarlo. Porque sé que él está haciendo tiempo, esta esperándome con muchas verdades y/o excusas que van a doler.
Jaejoong en mi sala, ahora, posiblemente sentado en la alfombra porque ya no lo escucho caminar.
¿Que estará pensando de todo esto?
Quizas solo se le hace molesto y estoy confundiendo tristeza con exasperación en su rostro.
Mi corazón latía tan fuerte que siento que me causará verdadero daño físico o que va a explotar dañando también los pulmones. Siento que me asfixio. Necesito aire fresco y repentinamente quiero correr ocho kilómetros hasta llegar al mar.
Me preparo para eso, tenis, pants, chaqueta, y con todo el silencio posible abro la puerta.
Camino un poco hasta llegar al pasillo y asomar mi cabeza.
Oh, no está en la sala.
Pero al dar vuelta sobre mis talones choco contra algo suave pero firme y el olor a vainilla viene de nuevo para alterarme los sentidos.
Su pecho está pegado al mío, el cual siento reaccionar, ya saben, todas las cosas que comienzo a odiar de los latidos, el calor, el dolor, etc.
Su rostro está demasiado cerca (todo lo que lo conforma y lo hace perfecto, sus ojos, sus pómulos, sus labios...sus labios)
-Changmin...¿qué-?
Para ser más preciso es el labio inferior el que toco primero antes de suspirar, como si estuviera consumiendo aquella droga otra vez. No, no... Lo correcto es que al sentir la suavidad de sus labios, que corresponden con incluso más intensidad que yo, hay tal alivio parecido a cuando la abstinencia de un adicto a la heroína termina y vuelve a recaer en ella, así de placentero.
Todo sabe a dulce y a desesperación,anhelo. Lo abrazo por la cintura con tanta fuerza que parece que por un segundo lo elevo hasta despegarlo del piso. Ahogo un gemido en el interior de su boca cuando siento la sensual curva de sus piernas, y sus caderas contra las mías.
Debería intentar separarme pero eso debe ser imposible porque mi desgastado control es cero y sus brazos me apresan por la espalda.
(Estoy perdiéndome otra vez.)
El caliente pedacito de su lengua se adentra a mi boca justo cuando lo acorralo contra la pared. El suelta un jadeo de dolor. Creo que se golpeo el codo pero parece no importarle porque lleva sus manos hasta mi cabello y lo acaricia, lo jala para que me acerque más a él y así poder sentir cada centímetro de su cuerpo con cada centímetro del mío.
Llevo una mano a su mejilla y junto nuestras bocas una vez más después de ver esos ojos que parecen querer decir muchas cosas importantes y otras innecesarias.
No sé a quien pertenecen lo que se supone son lagrimas.
Y lo siguiente que puedo sentir es el calor que me envuelve y creo que nunca podré olvidar esto, porque ahora será parte de mis momentos para sufrir en silencio recordándolos una y otra vez: a Jaejoong y esos labios calientes en la parte en donde termina mi cuello y empieza la clavícula, Jaejoong con la frente perlada en sudor, Jaejoong con sus suspiros como única forma de decir mi nombre en este momento; changminchangminchangmin, Jaejoong con su boca roja y mejillas sonrosadas.
(Siempre fue mío. No me importa. Él es mío.)
........