Después de unos
minutos ahora podría jurarlo. No era que hiciese calor en la habitación, era su
propio cuerpo siendo tocado por
Changmin. Debajo de las sabanas se le era difícil respirar, y los largos besos continuos que se daban no ayudaban a recuperar el
oxigeno. Fue cuando Changmin se quitó la camisa que las sabanas caen al piso
junto con un par de almohadas. Ni siquiera podían moverse entre
tantas de ellas y el grueso edredón. Changmin le toma por la nuca con las dos
manos para acercarlo a él. Jaejoong lleva las manos detrás de la
espalda, sorprendiéndose de la perfecta piel y la curvatura de los dos hombros
formando un hueco.
Los suaves labios se movieron debajo de la
mandíbula y la garganta hasta estremecer
al menor. Acaricia la curvatura de su
cuello con el labio inferior. Sus respiraciones eran tranquilas porque se tocan lentamente, hasta que
Changmin se sienta en las caderas del mayor y
este se sobresalta.
— ¿Quieres…? —
Jae junta sus labios para callarle.
Changmin es
importante. Y trató de transmitírselo a travez de esa acción. El otro lo ha
entendido tan pronto se separan porque
pudo apreciar en esos ojos un sentimiento febril, tan o más intenso que
el suyo. Entonces Jaejoong no tiene dudas, lo deseaba y sabía que nunca podría
arrepentirse. Jae se dejó recostar hasta
que el edredón roza sus mejillas. Casi se hundía entre el montón de tela.
—No es gracioso.
— siseó sonrojado. Changmin continuó riéndose bajo mientras tira de su mano
hasta levantarlo y pasar un brazo por su cintura, ciñéndolo a su cuerpo. Jae
respira el perfume qué puede jurar es como calor emanando de ese pecho.
Llevó la mano que
aún sostenía hasta su pecho desnudo, incitándole a que lo tocara, y de paso
captara los rápidos que eran sus latidos para que dejara de hacer esa expresión
entre confundida y molesta porque la encontraba irresistible. Aunque no hiciera
el menor esfuerzo por resistirse. Enterró su rostro en el hombro blanco suspiró la curvatura del cuello enviando una
sensación extraña y placentera que (quizas era su intención) llega hasta el
vientre de Jaejoong.
—Debo insistir en
preguntar. — le dice al oído. — ¿Quieres
llegar hasta el final? — susurra, apretándolo más entre sus brazos. Jaejoong
tiembla, pareciera que Changmin trataba de hablarle así solo para excitarlo aún
más y funcionaba.
Asintió con la
cabeza, no podía hablar, el menor estaba mordiendo su cuello y se las arreglaba
para acariciar la parte más debajo de su espalda con una mano. La sensación le producía placer hasta la
espina dorsal, y a la vez le ponía ansioso.
— ¿Qué dices? No
te escucho. — murmuró sobre la piel de su cuello. Envuelve la carne en su mano y la aprieta. — Responde, Jae.
Su entrepierna se
endurecía por todo, por la fricción de sus cuerpos (maldito, Changmin, mil veces maldito), y si
él se atrevía a dejar de apretar los dientes para hablar muchos sonidos que le
avergonzarían podrían salir de su boca.
Los cuales,
Changmin se moría por escuchar. Antes de
recostar a Jae, tiró las colchas al piso, dejando solo las sabanas del colchón
y pudo lograr hacer más presión moviéndose con más facilidad sobre el cuerpo
del pelinegro.
Entonces es el
turno de Jaejoong, para maldecirlo aún más por meter la mano en su pijama, y de
paso odiar, amar, la tela delgada que le deja sentir todo el cuerpo de
Changmin.
Quién no tardó en deslizar el pantalón fuera
sus piernas, ocasionando que Jae diera un respingo al sentir aquellas manos
cálidas tocándole hasta llegar a la parte más caliente de su cuerpo.
Pero Changmin se
detuvo. — ¿Y…? — le dijo. Acercó su rostro hasta la entrepierna y da un
soplido. — ¿Continúo?
—Changmin, haz lo
que quieras— respondió Jaejoong
avergonzado, como puede, aunque sus manos temblaban y su vista comenzaba
a nublarse, levantó el rostro de Changmin
estirando algunos de los cabellos cobrizos en la acción.
Changmin estaba a
punto de quejarse cuando Jae, relame sus labios y se acerca a los suyos.
Un pequeño
flashback del primer beso vino a él y lo enciende. Estrelló sus bocas de forma
tosca, montándose una vez más en sus caderas. Siente exactamente la misma
sensación de estar en otro lugar, donde todo su ser son sus labios y su oxigeno
es aquella boca.
Adentró su lengua
sin pedir permiso. Desesperadamente Jaejoong acarició el pecho de Changmin
deteniéndose al llegar a la espalda baja
antes de tocar más.
Changmin detiene
el beso, y le mira directamente a los ojos. Tenía un liguero rastro de saliva
en la comisura de sus labios, el cual lamió. —Está bien. — susurró y tomó
las manos más blancas situándolas en su trasero. — Estamos a mano.
Y regresó a sus
labios, adentrando su lengua mientras acariciaba la contraria. Jae intentó detenerle por dos razones, tenía que respirar, y los
sonidos más la sensación húmeda que le daba el menor iban a hacer que se corriera sin siquiera
haber tocado su entrepierna.
—Tú…— pero
Changmin le interrumpe despojándolo de su camisa.
—Quiero hacértelo.
—le susurra, para después morder su mentón con fuerza y después presionó su hombría porque Jaejoong
ha sentido algo realmente duro contra su cadera.
Suspiró, todo se sentía tan placentero que
tenía que prepararse mentalmente o sí no moriría cuando Changmin lo penetrara.
—Espera, espera.
— murmuró. — no tenemos…esa cosa.
— ¿Qué cosa? —
Jae desvío la mirada, ¿Cómo no puede saberlo? ¿Acaso solo lo planea así, sin nada?
—L-Lubricante ¿Quieres que muera? — le gruñó. —Hey, Hey…
¿Qué haces? —Changmin levantó sus piernas, y debería decir que hasta ahora no
lo habia visto tan sonrojado.
Changmin bajó su
cabeza hasta llegar a la entrada de Jaejoong, sonidos húmedos. Sin poder
evitarlo aprieta las sabanas en dos puños con toda su fuerza, removiéndose.
—No, no, deja que
muera… ah ah es…ah — pero Changmin no se levantaba, y al contrarío lamía como
si fuera a comérselo empezando por ahí. — Es extraño.
— Es agradable…—
le escuchó decir antes de simular penetraciones con su lengua. Jae solo puede
ver a travez de sus ojos entrecerrados como su
miembro se estremece con cada lamida hasta que comienza a sentirse cada
vez más y más húmedo.
—B-basta.. — suspiró, sintiéndose como si se
fundiera con el calor de la lengua de Changmin, posteriormente con los tres
dedos que ahora están dentro de él.
Sin saber si Changmin lo tomaría ahora o después,
Jae alcanzó una de las almohadas arriba de su cabeza para abrazarla fuertemente
y enterrar su rostro en ella. Tenía que
sostenerse a algo para evitar retorcerse.
Pero Changmin le quitó la almohada: — Aférrate a
mí. — le dijo para después tomar sin delicadeza ambos muslos del mayor
sobre sus hombros.
Sujetó los antebrazos de Jaejoong, le obligó a que le abrazara por el cuello, y acortando la distancia le dio un beso hambriento.
—Mírame, Jaejoong. —susurra, el otro pudo sentir
los labios de Changmin sobre su sien y de alguna forma esto
hizo que se relajara. Cuando
Changmin bajó su mano hasta perderla y
tomar su miembro, reprimiendo un gemido,
Jaejoong siente que el corazón se le ha ido a la clavícula. Apretó los
hombros de Changmin.
Hubo una pequeña pausa donde solo hay respiraciones irregulares, jadeos y
miradas que se entienden.
—Ya… — suspira.
Después Changmin entra lentamente, el sonido húmedo
de las pieles chocando, y las paredes internas abriéndose más a su paso.
Jaejoong sentía algo muy muy
caliente apoderándose de él, los dedos de Changmin aferrándose a sus caderas
para empujar más logrando alcanzar así
un vaivén desesperado ocasionaron que por un momento su vista se
nublara. Aquella mirada estaba fija en él mientras se enterraba y levantó más
sus hombros, con ello también las piernas de Jae, logrando entrar por completo.
Sin poder evitarlo Jaejoong echó la cabeza hacia
atrás, reprimiendo un gemido al morder
sus labios ya rojos y cortados.
Aprovechando el espacio libre, Changmin mordió su
cuello.
—No…duele…, tonto, ah... — mintió. Llevó sus manos a cubrir su rostro, no quiere
ver esa sonrisa arrogante. Aunque no estaba seguro si el menor
puede sonreír mientras respira de ese modo. —Voy…oh…M-min…
Manchó el
vientre del castaño. Jaejoong aún
temblando después del orgasmo correspondió el beso húmedo y casi
doloroso. Apenas recobraba el sentido cuando Changmin tomó sus muñecas, situándolas
en su cuello y sin poder evitarlo muchos
de esos sonidos salieron de su boca
porque las embestidas se vuelven más rápidas ( y salvajes) . Sintió el
cálido aliento de Changmin, los vellos
de su nuca se erizaron cuando Changmin
gime en su oído en un tono tan profundo que estaría seguro que solo escucharlo
podría hacer que se corriera de nuevo.
Y después algo como si fuese magma caliente
inundando su interior: —Changmin…
—Bésame otra vez. — le pide.
Estarían mintiendo si ellos supieran exactamente quien fue él que apago
la luz ámbar de la lámpara, mucho menos
cuando fue que dejaron de besarse.
:-:
Jaejoong despertó sintiendo a alguien muy
cerca mirándolo. El menor intentaba
cubrir el acalorado sonrojo de sus mejillas con el libro que sostenía al revés.
Para no despertar a Jaejoong habia intentado leer
un poco, pero fue imposible. La imagen del otro chico durmiendo le distrajo. Y
nunca aceptará, incluso si es la peor de las torturas, que pasó casi dos horas
de su vida observando su rostro (otras
partes de su cuerpo también).
:-:
—Si nunca te has subido a uno de estos, debiste
decírmelo. — le regañó Changmin.
Estaban en una banca del parque de mars , Jaejoong mantenía la cabeza en el regazo del menor. Eran
alrededor de las doce.
Sacó la paleta de su boca para poder hablar: — Se
me paso decirte que nunca habia estado en París, lo siento.
—Fue mi error. —sonrió. Jaejoong se habia mareado
después de subir, pero no era cierto, no era culpa de Changmin. Fue culpa suya
por insistir en subirse ahí aún cuando sabia que jamás habia hecho algo
parecido en su vida y que irremediablemente terminaría con nauseas. — Pero
recupérate ya, que tengo hambre y aún no vamos a Notre Dame.
— ¿Qué es eso? ¿Un restaurante?
—No, pero te gustará. — se puso de pie sin esperar
a que el otro pudiera reincorporarse. — Vamos, arriba.
Jaejoong, quien
habia caído de rodillas, quiso levantarle el dedo anular cuando sintió
como Changmin ligueramente pateaba su trasero. Pero decidió en que no lo haría
porque no era grosero, y habia una niña rubia mirándolos a unos metros. Más
tarde podría vengarse en privado.
Se levantó y corrió para poder alcanzarle, el muy
bastardo no lo esperó. Pero cuando estuvo a su costado, Changmin entrelazó sus
dedos volteando a otro lado para que no pudiese ver su rostro.
—Cuando anochezca volvemos a subir.
:-:
Ahí estaba, apreciando la vista nocturna de Paris,
las luces de la ciudad, tantas que parecía un océano dorado, y con las mejillas ardiéndole por un Changmin
abrazándole desde atrás mordisqueándole
el cuello.
Se habia quejado antes por eso.
—Aún tengo hambre. — le habia contestado.
Y bueno, por ese tono que insinuaba otra cosa,
estaba avergonzado.
Por supuesto que algo habia cambiado entre ellos, debían
ser las miles y miles de esas cosas con
alas volando en su estómago cada vez que el más alto lo tocaba y la confianza
que habia para acercarse, quizas demasiado, aunque fuera solo para decirse una
cosa.