—Changmin, despierta. Mira esto. ¿A qué altura estamos?
— Preguntó con cierta excitación. Jamás
siquiera se habría permitido
soñar con aquella vista, el avión sobrevolaba por las nubes. Changmin al final
se quedó dormido recargado en el hombro de Jaejoong.
—Hmm… — El castaño levantó la cabeza
con renuencia. —Ah….luz. — entrecerró
los ojos calados por los rayos del sol que entraban por la ventana. Y regresó
al cómodo hombro del mayor, disfrutando de su aroma. Seguramente a Changmin no
le sorprendía ya, por la frecuencia con
la que viajaba en avión.
Jae hizo una mueca con la boca, apretando
los labios como si fuese un beso. Como le gustaría fotografiarlo. Al menos en el viaje de regreso, se
aseguraría de estar preparado. El celular de Changmin estaba en la maleta
arriba de ellos como para intentar pedírselo ahora.
Se recargó, cuando las nubes
cubrieron por completo la ventana, impidiendo ver nada. Sin esperarlo, en
quizas un pestañeo, sintió un beso en la mejilla.
—No hagas esas…muecas. — le dijo Changmin
seriamente. — O voy a reaccionar — amenazó.
En respuesta, golpeó su hombro
suavemente.
—Reaccionar ¿cómo? — le retó.
Changmin tomó su mentón, y
seguramente por decima vez besó sus labios.
—Algo así. — suspiró aún rozando sus
respiraciones. Se enderezó totalmente, satisfecho por la reacción del
pelinegro.
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—Realmente fue un placer conocerte,
Changmin…— la voz de Yoochun mantenía un tono pausado. — ¿Vas a heredarme algo,
amigo?
—Estás exagerando…. Sólo fueron dos
llamadas perdidas, una era tuya... y diecisiete mensajes. — suspiró. El rostro
de su manager, furioso, marcando frenéticamente a su teléfono. Apostaría a que estuvo cerca de romper las
teclas. Pero se mostró muy comprensivo al final. –después de que Changmin le
implorara por una semana libre-.
—Se los dije, nunca me equivoco. —
agregó antes de colgar. — Ustedes dos…qué valientes por…
—Si, como sea. Adiós. — de verdad, no
escuchó lo último, lo menos que necesitaba eran las palabras rosas de Yoochun,
de por sí el mismo comenzaba a sentirse un cursi. Su atención estaba en el chico que llegaba hasta él con la chaqueta
blanca, sosteniendo los cafés con ambas manos.
—No puedo creer que comas tanta
azúcar en un día. ¿Cuatro cucharas a un café? — comentó cuando le pasaba el suyo. — Ya veo
porque sabes así.
Changmin comenzó a reír por lo que le
decía sin intención de coquetear.
— ¿Tengo los labios dulces? — le
preguntó y soltó una carcajada.
Jaejoong aunque avergonzado, lo ignoró bebiendo de su
café negro.
El más alto pasó un brazo por su
hombro, insinuando que debía caminar.
— ¿A dónde quieres ir? — Él estaba
relajado, y a la vez estaba divirtiéndose mucho con el chico a su lado.
Estaban en una de las plazas,
rodeadas por diferentes locales y edificios con arquitectura asombrosa.
—Como un experimentado turista no
tengo idea. —murmuró, más concentrado pensando en si sería correcto abrazar o no la cintura de Changmin. Era la
primera vez que tenia alguien que gustara de él como Changmin lo hacía.
Eunjae, era algo completamente
diferente. En especial porque ese hombre
solo buscaba tocarlo de una forma sucia, como si fuese un objeto que habría
comprado. Lo peor, para Jaejoong, era que el mismo se habia puesto en venta en aquel
tiempo. Jamás podría contárselo a nadie,
y tan solo pensar el que Changmin o Junsu, personas que ahora realmente
apreciaba, lo supieran le dejaba aterrorizado. Debido a estos pensamientos,
rogó con todas sus fuerzas a quien fuera que tuviera el mando en el mundo, que
no volviera a encontrarse con el pelirrojo en su vida. Su simple recuerdo le humillaba.
Sintió una liguera presión en sus brazos, que
le hizo recordar donde estaba. Changmin había forzado el agarre para detenerle,
pues estaban a punto de cruzar una avenida.
—Eh, cuidado. — Changmin malentendió
el sobresalto de Jaejoong y dejo de abrazarle con un solo brazo, creyendo que
estaba incomodándolo. Tuvo que conformarse con tomar su mano. — ¿Estás bien? —preguntó al ver como esos ojos
se mostraban un tanto opacos.
—Sí…solo un poco cansado. — y no
mentía. Debían ser las doce de la noche.
—Hum… de acuerdo, entonces vamos al
hotel.
Changmin pidió un taxi.
Y antes de qué pudiera hacerlo,
Jaejoong notó sus intenciones.
—Me abres la puerta, y te golpearé. —
se le adelantó y lo hizo por sí mismo. Changmin río porque fácilmente pudo
notar como él otro subía avergonzado con sus propias maletas.
El inglés de Changmin no era algo de
lo que estuviera orgulloso, pero a pesar de eso, logró darle las indicaciones correctas al conductor.
Al llegar, un joven tan alto como el
castaño, les dio la bienvenida y llevó el equipaje hasta el interior del
edificio. Era una noche fría, nevaba, y esto solo hacía que la cuidad tuviese
un aspecto sobrenatural.
— ¿De verdad vamos a quedarnos aquí? —
le preguntó en voz alta, asombrado. Las pocas personas que estaban en el living
voltearon a verle. Dos asiáticos especialmente altos llamaban mucho la atención
ahí.
—No. Yo me quedaré aquí. ¿Y tú? — sonriendo con sarcasmo, se adelantó hasta la
recepción.
—Espera, espera ¿estás bromeando? No
llevo más que 5,000 wons.
Mientras que estaba esperando a que
le atendieran, le respondió: —Oh, entonces estas en problemas.
—No es gracioso.
—¿Cómo vas pagar una habitación
entonces?
—Changmin. —advirtió. — Tú me trajiste
hasta acá y…
—Ya sé. — le interrumpió. — creo que
puedo ayudarte.
Un hombre le pasó cierto formulario,
que contestó ignorando las replicas de Jaejoong. Intercambiaron algunas
palabras que definitivamente el pelinegro no comprendió y le dieron una llave
con un número después de Changmin pagará con su tarjeta de crédito.
—We´ll send your embagged to the
room.
—Thank you. — le respondió. — Jae, my
dearest, follow me.
—Oh que gracioso. — Se estaba
burlando, ni siquiera sabía en qué idioma le estaba hablando y mucho menos que
le decía. Sin embargo, fue tras él, decidido a no quedarse solo.
Entró al elevador con los brazos
cruzados, frunciendo el ceño se recargó hasta la última pared de este. Al levantar el rostro, se encontró con el más
alto muy cerca. Arrinconándolo, chasqueó la lengua.
— Recuerdo que dije que reaccionaria
si hacías esos gestos.— Tomó su nuca, y
le besó ladeando levemente su rostro. Duró poco, Jaejoong correspondió como pudo, y Changmin mordió su labio
inferior antes de que el elevador se abriera.
Nadie entró, por supuesto.
Jae tragó saliva cuando las puertas
volvieron a cerrarse, y en cuestión de segundos Changmin estaba casi sobre él
de nuevo. Sintió las caderas del menor y
las suyas, juntarse tanto que el nerviosismo se apoderó de él. Era
peligroso, podría haber cámaras.
— Siempre quise hacer algo así.— Aclaró
Changmin riendo mientras acariciaba su mejilla caliente y daba un pequeño beso
húmedo en ella.
— De nada.— Respondió sarcástico.
Changmin le sonrío. Aun estaba
confundido, jamás nadie le habia atraído tanto, al punto en que debía
controlarse. Él, que incluso llegó a pensar que quizas debía ser asexual aunque amara a Ume. Justo ahora
quería hacerle tantas cosas a Jaejoong pero sabía que era demasiado pronto.
Bueno, intentaba convencerse de eso. Después
de todo, tenía casi diecinueve años. Hormonas. Deseaba a Jaejoong, y
pensamientos que no debían estaba ahí.
Unos que incluían cierta parte de él
en cierto lugar de Jaejoong.
— Puedes pagarme— Le dijo, aún jugando. — Con tu cuerpo.
Sin embargo, no sabía que eso tenía
otro significado para Jaejoong, quien separó sus cuerpos como si hubiese
recibido una descarga. De hecho se sentía así.
—Hey, solo bromeo—río.
—Lo sé…— Asintió. Es solo qué esas
mismas palabras eran las que usaba Eunjae cuando le debía algo. Y él, tan, estúpido,
aceptaba. Se sintió sucio, no merecía a Changmin realmente.
—Hice esto para tener unas
vacaciones, y para estar contigo sin que nos molestaran. No tienes que
preocuparte — dijo antes de besar su frente. — Mañana tenemos muchos lugares
que visitar — Changmin intentaba
recuperar el momento. Jaejoong le sonrió. No podría resistirse a aquella sonrisa
inocente ni a esos por consecuencia asimétricos.
++++
—¿Hyung? — Junsu abrió la puerta del
departamento. El silencio respondió,
Jaejoong no estaba ahí.
Preocupado fue a ver el pequeño
closet que ambos compartían. Bien, no se habia llevado su ropa. Regresaría.
Dejó la hoja de papel en la mesa, una
donde la tinta de las palabras de una canción que debía aprenderse para la
audición estaba diluida por la lluvia. Lo habia buscado por todos lados.
Decidió que debía tranquilizarse un poco. Seguramente Jaejoong habia ido a visitar a su familia o quizas
estaría con sus amigos….aunque nunca hubiera hablado de ellos.
Se dirigió a la cocina, y llenó un
vaso con agua para calentar con la sopa instantánea y tomar eso como cena ,
cuando hubo terminado fue a darse una ducha para calentar su cuerpo. Siguió la
rutina en solitario hasta que el teléfono sonó.
Inmediatamente acudió a contestar la
llamada pensando en que sería el mayor.
No tuvo tiempo de terminar de hablar,
la voz profunda de un hombre le interrumpió: —Escucha. ¿Jaejoong esta ahí?
—¿Quien llama? — comenzaba a
molestarse por la falta de modales.
—Su novio. ¿Vive ahí, cierto?
—Eh….yo…— no sabía si debía responder,
¿qué tal si era peligroso? No podía evitar querer creer que el tipo mentía.
—Tuvimos una pelea. —habló con voz más suave. —Quiero hablar con él para arreglar
las cosas.
—L-Le diré que llamaste….¿eh, hola…? —el
sujeto habia colgado.
++++
—Entonces… quieres dormir conmigo ¿o
no? — preguntó Jaejoong. Changmin habia pedido una habitación con dos camas,
sin embargo, ahora estaba recostado
sobre una, abrazando por detrás al pelinegro sin dejar que fuera a dormir.
—No puedo decidir, ¿qué dices?...
—Lo que sea. — bajo la mirada,
avergonzado, el otro chico tenía las manos por dentro de su pijama.
Changmin sonrió y los envolvió a
ambos con los edredones, arrastrándolo hasta el interior.
—Recuerdo que alguien durmió en el
sofá para dejarme su cochina cama. — susurró. Sus rostros estaban muy juntos.
Cubiertos hasta la cabeza, se miraban directamente a los ojos.
—Debió estar enojado contigo —
respondió el otro.
— ¿Y ahora? — bajó la vista hasta
esos labios un tanto resecos pero dulces que besaban tan bien, la lámpara en la
mesa de noche les daba una luz acogedora que se filtraba por la tela blanca.
—Creo que ya no puede enojarse
contigo aunque quiera.
— ¿Eso es bueno?
—Todo depende. — le atrajo por la
cintura. — de muchas cosas. — tocó sus
labios, refiriéndose a ellos. Entonces los besó. — Si llegó a enojarme, entonces bésame.
— ¿Cómo? Eso es cursi, Changmin.
Vamos a dormir.
—Te prometo que sí lo haces, todo el
enojo que sienta desaparecerá. —besó su cuello, haciendo pequeñas succiones.
—ah…Changmin…— apretó sus labios. —
¿No vamos a dormir…?
—Lo que sea.
Subió sus manos por la espalda desnuda, hasta
tocar los omóplatos de Jaejoong, delineándolos.